El acosado líder libio acusa a Al Qaeda, Bin Laden y a 'jóvenes locos y drogados' de ser los responsables de la revuelta

Los rebeldes están a las puertas de Trípoli y Gadafi llama a combatirlos

Grupos de egipcios cruzan la frontera hacia Túnez huyendo de la situación bélica en Libia. (Foto: Mohamed Messara)
El líder libio Muamar el Gadafi, tras dejar claro que no tiene intención de abandonar el poder, hizo ayer un llamamiento a la población para combatir a los rebeldes que, después de haber reforzado el control sobre una parte del país, se encuentran ya a las puertas de Trípoli. En un mensaje telefónico retransmitido simultáneamente por las tres cadenas de televisión libias, Gadafi volvió a acusar a los contestatarios de ser 'jóvenes locos y drogados, manipulados por los servicios extranjeros y que sirven a Al Qaeda y Bin Laden'.
Esta afirmación fue rápidamente desmentida por el ministro de Justicia dimisionario, Mustafá Abdeljalil, que declaró a la cadena de televisión quatarí Al Jazira, que los propósitos de Gadafi son 'fantasiosos' y que 'no existen ni Al Qaeda ni otras organizaciones terroristas' en el suelo libio. 'Salid a las calles, capturarlos y detener a sus jefes' recomendó a sus compatriotas el líder libio, y afirmó que su país 'avanza hacia la guerra civil, la catástrofe'.

Sin aparecer físicamente como en el discurso del pasado martes, Gadafi, que decía dirigirse a los habitantes de la localidad de Zaouiya, volvió a significar que no dimitirá ya que él no detenta el poder en Libia. 'No tengo un puesto oficial para dimitir, soy el jefe de la revolución. He cedido el poder en 1977 y ahora no tengo más que un poder moral. El poder está en las manos del pueblo y de sus comités y no soy responsable de las muertes y las destrucciones', sostuvo Gadafi en su intervención que duró una quincena de minutos.


ATAQUES SANGRIENTOS

Entretanto, los sangrientos ataques contra los manifestantes prosiguieron, mientras la rebelión se propagaba al oeste y al sur del país donde nuevas ciudades han caído en las manos de los que se oponen al régimen de Trípoli. En las primeras horas del día de ayer, una de las brigadas fieles al coronel Gadafi lanzó un ataque particularmente encarnizado con armas pesadas contra los rebeldes en la localidad de Zouiya, a unos cien kilómetros de la capital, con un balance de cien muertos y decenas de heridos. El diario electrónico Quryna afirmaba ayer que el escuadrón que atacó esta ciudad bajo control rebelde desde hace tres días, procedía de la localidad vecina de Sebrata y que tras la agresión millares de habitantes encolerizados invadieron las calles. 'Las gentes de Zaouiya han conseguido armas y a partir de ahora se constituyen en un movimiento de liberación. Algunos combatientes se dirigen por carretera a Trípoli', declaraba a Al Jazira un testigo.

Otro batallón capitaneado por el propio hijo de Gadafi, perpetró un asalto contra la localidad de Mesrata, el este de Trípoli, señala Quryna. En este caso, según las misma fuentes, los rebeldes opusieron una feroz resistencia, deteniendo el ataque y obligado a los agresores a huir fuera de la ciudad.

Y mientras las ciudades grandes y puequeñas libas caen como fichas de dominó en manos de los rebeldes, el movimiento de defección en el seno de las fuerzas armados se ha acelerado sensiblemente. En Bengasi, el jefe de la policía, el general Ali Houweidi, que anunió ayer su apoyo a los rebeldes, se vio acompañado por un gran número de oficiales de la base militar aérea de Binina y por numerosos dirigentes de los diferentes cuerpos de seguridad de todo el país.

Como un resumen de la situación en Libia, el ministro de Justicia dimisionario afirmó que a partir de ahora 'las cosas se encuentran en manos del pueblo y Gadafi acabará por suicidarse como Hitler'.

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