La Justicia le concede el estatus de 'testigo asistido' después de doce horas de interrogatorio

Sarkozy elude ser imputado por engañar a Bettencourt

Sarkozy (detrás, a la izquierda), abandonando la sede judicial. (Foto: G. HORCAJUELO)
El expresidente Nicolas Sarkozy se libró ayer de una imputación judicial en el llamado caso Bettencourt, en el que se le investigaba por supuesto abuso de debilidad sobre la heredera del imperio cosmético L'Oréal y en el que la Justicia francesa le acabó otorgando el estatus de testigo asistido. El interrogatorio ante tres jueces de instrucción se prolongó durante más de doce horas y Sarkozy llegó y salió del mismo en un coche con las lunas tintadas para evitar ser captado por los fotógrafos y periodistas presentes a la entrada del Palacio de Justicia de Burdeos.
A su término el exjefe del Estado podía ser imputado o colocado bajo ese estatus más benévolo, que según los medios refleja que no se han encontrado pruebas suficientes contra él, pero que deja abierta la puerta a una interrogación y acusación posterior. Fuentes de su círculo íntimo filtraron ayer en la prensa que abordaba 'furioso' pero confiado la cita, dedicada a investigar si se aprovechó de los problemas mentales de la entonces octogenaria para sacarle dinero destinado a la campaña con la que llegó al Elíseo.

La sospecha parte del testimonio de la antigua contable de Bettencourt, Claire Thibout, quien en 2010 declaró a la policía que en enero de 2007 el administrador de la familia, Patrice de Maistre, le pidió 150.000 euros en efectivo para entregárselos al entonces tesorero de la campaña, Eric Woerth. 'Si hubiera sabido que (hablar) me iba a costar tan caro me lo habría pensado', indicó ayer Thibout en una entrevista concedida al diario 'Le Monde', en el que se confiesa harta de oír hablar de ella y de que el protagonismo adquirido le impida encontrar trabajo.

Aunque el hipotético delito de financiación ilegal ya habría prescrito, los jueces esperaban saber cuánto dinero dedicó a las aspiraciones políticas de Sarkozy la multimillonaria, que no ha escondido públicamente que tanto ella como su marido han aportado históricamente fondos a la UMP. El caso se destapó por casualidad dentro de una investigación paralela por una disputa familiar llevada a los tribunales por la hija de Bettencourt, Françoise Meyers.

La sospecha sobre el presunto abuso de poder se reforzaba además por el hecho de que según daban a entender las agendas confiscadas en julio en el despacho y el domicilio de Sarkozy, este se reunió varias veces con Bettencourt y mantuvo otras tantas citas con otros protagonistas del caso en fechas clave del mismo.

Para cuando se produjeron esos encuentros, según los jueces, ya se habían detectado señales de debilidad psicológica en Bettencourt, tercera mayor fortuna de Francia y que según un informe médico, sufre 'demencia mixta' y alzhéimer en un 'estado moderadamente severo'. Este caso convierte a Sarkozy en el segundo presidente en comparecer ante la Justicia a su salida del Elíseo, tras Jacques Chirac, condenado en diciembre a dos años de cárcel exentos de cumplimiento por un caso de financiación ilegal de partidos.

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