Continúan las violentas protestas por la quema de un ejemplar del Corán en Estados Unidos

La tensión religiosa causa nueve muertos en Afganistán

Ciudadanos afganos protestan en la calle por la quema del Corán. (Foto: S.SAWABO)
Nueve manifestantes murieron ayer en la conflictiva ciudad de Kandahar, en el sur de Afganistán, durante la segunda jornada de protestas violentas en el país por la quema de un ejemplar del Corán en una iglesia estadounidense. Según testigos, unas 2.000 personas salieron a las calles de la ciudad, la más importante del sur del país, para protestar por la quema pública de un Corán el pasado 20 de marzo en una iglesia de Florida (EEUU), a manos del pastor Wayne Sapp.
Las fuerzas del orden de Afganistán dispararon contra los manifestantes, que gritaron consignas contra Estados Unidos mientras se dirigían a la comisaría de Policía y llegaron a quemar neumáticos y vehículos, y a romper escaparates de los establecimientos comerciales. 'En las protestas de la ciudad de Kandahar han muerto nueve personas y otras 77 han resultado heridas', confirmó a el portavoz de la provincia homónima, Zalmai Ayubi.

Según Ayubi, las protestas se volvieron violentas debido a la participación de 'enemigos del Islam', uno de los eufemismos que usan con asiduidad las autoridades afganas para referirse a los talibanes, y las fuerzas del orden han detenido al menos a dieciséis personas. 'No se trataba de manifestantes, sino de oportunistas', defendió el jefe del consejo provincial de Kandahar, Ahmad Wali Karzai, quien es además hermano del presidente afgano.


BASTIÓN TALIBÁN

Kandahar, un bastión espiritual de los talibanes, es una de sus áreas de influencia tradicionales y ha sido escenario en el pasado de varios ataques y atentados contra las tropas internacionales. Los disturbios se producen solo un día después de las muertes de siete trabajadores de la ONU y cinco civiles durante una protesta parecida en la ciudad de Mazar-i-Sharif (norte), que derivó en la toma violenta de la sede local del organismo internacional.

Ese ataque concitó las condenas del secretario general de la ONU, Ban ki-Moon, el jefe de la fuerza internacional desplegada en Afganistán, David Petraeus, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y el propio presidente afgano, Hamid Karzai.

Karzai, que calificó las muertes como 'inhumanas', se encuentra en una posición delicada, ya que debe conciliar su rol como garante de la seguridad civil con su posicionamiento crítico ante la quema del Corán, que él calificó como un 'crimen contra una religión'.

La acción del pastor Sapp, que pasó inicialmente desapercibida, ha desencadenado ,posteriormente, una ola de condenas generalizadas entre las autoridades del mundo islámico, en el temor de que pudiera prender la mecha de algaradas, como ha ocurrido en Afganistán.

Te puede interesar