El Concello de Ribadavia colocó piedras en el acceso a las termas para impedir nuevas ocupaciones

La Policía desalojó al grupo de acampados de Prexigueiro

Un campista tendía la ropa el lunes, antes del desalojo de Prexigueiro. (Foto: MARTIÑO PINAL)
La Guardia Civil y la Policía Local de Ribadavia desalojaron a los acampados en el entorno de las Termas de Prexigueiro. Los ocupantes de este espacio público durante más de 10 días lo abandonaron sin mostrar ninguna resistencia, según declaró el concejal responsable de seguridad, Ignacio Gómez. El edil insistió en que ante situaciones de este tipo hay que 'actuar con moita prudencia para evitar enfrentamentos e que se marchen de forma pacífica'.
El grupo de campistas había prolongado su estancia desde finales del pasado mes de agosto, con motivo de la Festa da Istoria, y tenía la intención de encontrar trabajo coincidiendo con la temporada de vendimia. No obstante, ocuparon un espacio no autorizado y tanto vecinos como autoridades y los responsables de la explotación termal coinciden en que estaban ofreciendo una mala imagen, al mismo tiempo que molestaban a los visitantes con la práctica de nudismo y con los numerosos perros que ensuciaban las pozas de las riberas del río Cerves.

Casi de forma simultánea al desalojo, el grupo municipal del Partido Popular también presentaba un escrito en el Concello refiriéndose al malestar generado. 'Os veciños de Prexigueiro non comprenden que se consinta un asentamento destas características, e máis nunha zona que se considera un dos múltiples atractivos turísticos do noso concello', indicaron los populares, añadiendo que 'queremos sinalar que solicitamos, mediante a presentación dunha instancia no rexistro do Concello, a inmediata disolución de dito asentamento que incomoda ós veciños e que, ademais, contravén ó disposto polo Decreto 143/2006 de 27 de xullo, polo que se establece a ordenación dos campamentos de turismo en Galicia'.

Por su parte, Ignacio Gómez aseguró que, de acuerdo con los vecinos de Prexigueiro, se procedió a instalar dos grandes piedras en el acceso a las termas con el fin de evitar el paso de furgonetas y caravanas, dejando únicamente espacio para los turismos, y con vistas a que no se vuelva a producir la indeseada acampada.

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