El suelo quemado en el gran incendio de Carballeda de Valdeorras se cubrirá de paja en las próximas semanas para evitar su erosión gracias a la puesta en marcha de una técnica conocida como mulching. La investigadora Cristina Fernández lleva años aplicando esta práctica sobre la tierra quemada desde el Centro de Investigación Forestal (CIF) de Lourizán y explica que este año resulta especialmente complejo por el volumen de fuegos y su pronto comienzo.
Con el mulching se pretende restaurar lo perdido en los sitios con mayor riesgo -donde se quemaron tres cuartas partes de las capas del terreno-. “Si no se tapa, la lluvia puede funcionar como vehículo de arrastre sobre un suelo severamente quemado”, indica Fernández. Sin protección, no podría surgir vida durante miles de años, por lo que la paja ejerce como prevención artificial para evitar que esto ocurra. “Una vez que se elimina el riesgo de que el suelo sea movido, la vegetación y la fauna pueden volver a su lugar”, añade la investigadora del CIF.
El grupo de Cristina Fernández es puntero en la investigación de este tipo a nivel europeo. Y es que precisamente en Galicia, la cantidad de biomasa y carbono bajo tierra, hace que los incendios sean peores -más corrosivos-. Así lo explica Fernández, que apunta que “aquí es necesario aplicar medidas como el mulching porque corremos más riesgo que en el resto del país”.
“Este 2022 fue complicado para trabajar, de hecho todavía estamos en riesgo de incendio”, dice la investigadora. A esto se suma que varios grandes fuegos comenzaron a principios de julio y las técnicas para evitar la erosión no se pueden aplicar hasta que haya riesgo cero. “Sin embargo, se da una circunstancia peculiar. Pese a la larga campaña de incendios, hubo algo de lluvia en medio que permitió que la vegetación brotase en varias zonas. La buena temperatura también ayudó”, indica Fernández. El mulching servirá como método de regeneración natural.
