El temporal que azotó Galicia el día 25 de diciembre impidió que los vecinos de Dacón escenificaran ese día, como lo vienen haciendo desde 1987, su Belén Viviente. Ayer recuperaron su tradición en la Carballeira da Garrida.

Belén entre el frío y la niebla

Carla y Manuel, durante la representación.
Niebla y mucho frío se enseñorearon durante la mañana de ayer de la Carballeira da Garrida, un coqueto espacio situado en las afueras de Dacón y que fue donado hace años por una vecina para disfrute del pueblo. Se trata de una finca con una fuerte pendiente en su primera mitad, que luego se suaviza, permitiendo la ubicación de varias instalaciones, entre ellas el pesebre. La finca acoge cada 25 de diciembre la escenificación del Belén Viviente que protagonizan los vecinos, pero este año tuvieron que retrasarlo cinco días a causa del temporal del día de Navidad.
Desde primera hora de la mañana, pese al frío y la niebla, el ajetreo es intenso en la carballeda y a las 11,00 horas ya está todo preparado. Ana Otero, una de los organizadores y el 'alma mater' de la celebración desde hace cuatro años, recibe en el acceso a la finca a Carla Lois y a Roberto Fumega, de 17 y 18 años, que son pareja y que este año harán el papel de María y José. Normalmente el papel de María lo hace la madre del bebé que protagoniza al Niño Jesús. Este se llama Manuel Dacal Domínguez, tiene seis meses y nació en Carballiño. Su madre, Raquel, no podía asistir a la representación que iba a tener lugar el día 25, por lo que pidió a su amiga Carla que la sustituyera. Ayer Raquel asistió como espectadora y disfrutó viendo como su bebé superaba todo el acto sin una queja y sus otras dos hijas participaran en la escenificación, una como ángel y la otra como ayudante del carpintero. La culpable de que Manuel haga en esta ocasión de Niño Jesús fue su abuela, la madre de Raquel, que reside en Dacón y convenció a todos para que su nieto hiciera el papel.

Dentro de la finca el ajetreo es constante: varios soldados romanos, con sus llamativas capas rojas, escoltan a Herodes en el castillo; un poco más abajo, Julio Campos, carnicero de profesión y que lleva 15 años colaborando en el belén, ocupa un pequeño puesto, donde corta jamón, pan, chorizo y trozos de panceta, con los que obsequian a los asistentes. Del asado se ocupa Modesto Fernández, que al lado cuida la brasa de un pequeño horno y que lleva colaborando en la celebración desde el primer año, 1987. Modesto recuerda que esta celebración nació del deseo de los vecinos de hacer algo juntos. 'Chegaron a participar máis de 400 persoas. Agora, como moito veñen 30 ou 40. A xente cánsase'.

Al otro lado de la finca los organizadores habilitaron un espacio en el que se reparte a los asistentes chocolate, bizcochos y caldo de gallina. En las inmediaciones ocupa su puesto Fernando Rodríguez, que desde hace 17 años aporta al belén su profesión, la de carpintero. Reconoce que cada año participa menos gente, 'pero aínda que sexamos menos, estou seguro de que esto non vai morrer'.

Dos hogueras improvisadas hacen las veces de brasero y permiten calentar las manos y los pies, pues la mañana se hace dura y el sol no acaba de vencer a la niebla.

Poco después de las 12,00 horas comienza la representación: María y José entran en el recinto. Piden posada en tres puestos, que se la niegan, y acaban en el pesebre. Allí 'nacerá' Jesús a las 12,15 horas, vigilado de cerca por su madre y su abuela, que lleva el biberón en la mano por si lo 'reclama' el pequeño.

Luego vendrá la adoración de los pastores, vecinos de Dacón ataviados para la ocasión, y la de los Reyes Magos, que en vez de camellos usaron caballos para llegar hasta la Carballeira da Garrida. Una misa y el reparto de caramelos entre los más pequeños, mientras los mayores daban cuenta de los aperitivos preparados por los organizadores, ponían el punto final a una tradición que los vecinos de Dacón no están dispuestos a perder.

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