SUCESO EN A LONIA

Bernardino Garrido: ‘Se os atracadores volven, mátoos'

Canivelos. 21-04-15. Sucesos. Intento de atraco nunha vivenda de Canivelos, fustrada pola valentía do dono da casa.
Foto: Xesús Fariñas
photo_camera Bernardino Garrido junto a uno de los perros.

Les ofreció los 70 euros que tenía en la cartera para intentar desarmarlos al acercarse a él

Bernardino Garrido Cid, a punto de cumplir 72 años, relata, cuando aún no ha fregado la loza del almuerzo, el atraco del que fue víctima por parte de dos encapuchados en su propia vivienda como aquel al que le intentan vender una enciclopedia y dan en hueso duro porque hay otros gastos más urgentes.


Los atracadores no consiguieron su propósito porque una vecina y su hija que se dirigían al gimnasio a las 16,30 horas del lunes alertaron de la escena, al pie de la carretera, a la Policía Nacional y los delincuentes salieron huyendo. Pero, además, Bernardino tenía un plan para deshacerse de la inoportuna visita:  "Dínxenlles que tiña unha carteira no bolsillo con 70 euros e que a colleran porque así podía aproveitar e quitarlle dunha hostia a escopeta", relata. Los ladrones le dijeron que se la entregara él, pero se negó "porque non son o seu criado".


A este emigrante, que regresó de Suiza hace 18 años, bregado en la construcción, no le asustó el que los encapuchados llevaran consigo una escopeta de cañones recortados y una pistola en perfecto estado de funcionamiento, además de unas cuerdas con las que lo querían maniatar. Tras este septuagenario operado de corazón y la vena aorta, quien precisa nueve pastillas diarias, se esconde un recio boxeador amateur, peso medio, quien cree que los asaltantes apenas le hubieran aguantado un round si hubiera logrado desarmarlos.


Garrido Cid no duda en afirmar que ni los asaltantes ni sus armas lo amedrantaron: "Non lle teño medo a  nada e menos a eses cretinos porque, tal como lles dixen, dame igual morrer hoxe que mañá porque sei  que ten que pasar algún día". Y a reglón seguido añade con bravuconería: "Só durmo dúas horas pola noite, e se volven por aquí e me pillan desperto, mátoos porque sei que estou mellor no Pereiro (cárcere) que mantendo malvas no  cimeterio".


Una particularidad que denota que es un hombre recio es el hecho de que las rejas de la casa unifamiliar en la que vive en Canibelos siempre están abiertas durante el día. La casa la guardan por fuera dos amigables perros poco dados a escándalos. Por dentro, dos escopetas, una de ellas al pie de la cama. La noche después del atraco durmió acompañado por su yerno pero, según dice, más por la intranquilidad de la familia que por su propio temor.

Cara cubierta


La víctima asegura que los ladrones, Juan Carlos B.A., un ourensano de 45 años, y Jhon Stiven G.C., un colombiano de 22, iban con la cara totalmente cubierta -sólo se les veía la nariz- y sólo hablaba uno de ellos. Niega tajantemente tener una deuda de juego con ninguno -"son unha persoa que nunca entrei nun bingo"-  tal como confesaron los autores del asalto a la policía en alguna de sus muchas versiones.


Estos fueron detenidos a escasos metros del domicilio ya que salieron huyendo por una pista frente a la casa, en donde tenían estacionada una furgoneta blanca. Llevaban consigo los pasamontañas, las armas y las cuerdas.

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