AGUAS MINERO MEDICINALES

“Nueve de cada diez usuarios termales dicen que mejoraron de sus dolencias”

Publireportaje Balneario de laias

11-9-14
photo_camera María Dolores Fernández, directora médica de Caldaria (Foto: Martiño Pinal) 11-9-14

María Dolores Fernández Marcos, directora médica de Caldaria 

María Dolores Fernández es la directora médica de Caldaria, en cuyos centros balnearios se ha estado realizando un estudio que analiza el efecto de las aguas minero medicinales en el envejecimiento activo de los mayores, tratando de descubrir los efectos de la balneoterapia en el organismo (tanto a nivel preventivo como resolutivo). Este estudio ha seguido la evolución de un grupo de personas usuarias de balnearios desde el año 2011.



¿En qué consiste este estudio que han realizado desde los balnearios de Caldaria?

A nivel subjetivo, cuando tú le preguntas a un termalista o usuario de las terapias termales, después de recibir la terapia, cómo se encuentra, la respuesta era siempre: "Muy bien", "Fenomenal"... Pero nosotros queríamos saber cómo se había sentido este termalista, que había recibido un tratamiento en el centro, a lo largo de ese año. El caso es que nos decían que se mantenían durante unos meses, prácticamente sin dolor o molestias propias del mal que padecían, fuera éste reumático, cervical o de otro tipo. Lo que decidimos fue hacer algo más objetiva esa observación de los beneficios que nos ofrecen estos tratamientos, midiendo determinados parámetros relacionados con las dolencias, sobre todo de tipo reumático, entre ellos el dolor, que condiciona de forma especial nuestra vida diaria, y la movilidad. En el año 2011 empezamos a trabajar en este seguimiento de varios pacientes o termalistas y revisamos las historias clínicas de este grupo de personas para ver su evolución antes y después del tratamiento, mediante una escala gradual del dolor y de la movilidad.



¿Cuáles fueron las conclusiones que arrojó este seguimiento?

Entre ellas, que efectivamente existe esa disminución del dolor, algo muy objetivable, entre un 45 y un 50 % habían pasado a dolores más leves y en un porcentaje menor se había conseguido la desaparición del dolor. Estamos hablando de una población mayor de 65 años, que está asociada ya a una rigidez articular, a pesar de lo cual se producía con estos tratamientos una mayor agilidad de los movimientos. Si esto lo traducimos a la vida diaria, a las tareas del hogar, la práctica deportiva, etcétera se ve una mejor calidad de vida a la que el balneario contribuye con sus tratamientos.



¿Cómo se ha realizado el estudio?

Hemos acotado una muestra de gente mayor que realiza un tratamiento standard durante 10 días, para que las conclusiones sean lo más exactas posibles. Son gente que viene con el programa de termalismo social del Imserso, que se alojan durante ocho noches y hacen una terapia que combina técnicas de balneación, con baños y chorros, terapia en piscina termal, cabinas de calor seco y el reposo, todo ello protocolizado, con sus tiempos dosis, etcétera. Al recibir todos las mismas terapias, podemos precisar aún más los resultados. El trabajo de campo ha supuesto la revisión de 7.409 historias clínicas realizadas a personas mayores de 60 años, durante los años 2011 a 2013 en los balnearios de Caldaria. También hemos analizado parámetros más subjetivos en este estudio, como es el recuerdo que el tratamiento balneario deja en la persona que lo ha recibido. Un 93,8% de las personas participantes en el proyecto reconoció un alivio de alguno de los síntomas que manifestaba al comienzo de la actividad, el 0,7% comentó una desaparición completa de los síntomas y el 5,5% no experimentó cambios.



¿Este seguimiento se centra sólo en determinadas patologías?

Cada año incorporamos una nueva patología a este estudio. Ahora mismo estamos trabajando en personas que tienen el síndrome de hombro, para valorar y medir si mejoran o no las personas con esta patología, que es un dolor localizado en el hombro y que limita la movilidad de esa parte del cuerpo, lo que limita actividades propias de la vida diaria, como ir a la compra, ya que te resta capacidad para coger pesos.



¿Hay un aumento del interés de la gente por los balnearios? ¿Ha notado ese aumento en el balneario de Laias, que es en el que desarrolla su labor?

En este caso estamos hablando de un balneario relativamente nuevo, ya que es del año 2002. En todo caso, lo que sí hemos percibido es una fidelización de nuestra clientela. Tenemos dos tipos de cliente, el de estancias cortas, que se acerca al balneario un fin de semana o un día y utiliza una sección o un par de secciones del establecimiento con el fin último de descansar, y luego está el termalista, que busca algo más, es un perfil de cliente entre los 45 y los 65 años, que tiene una vida laboral activa, puede venir cuatro o cinco días y para tratamientos específicos de relax. Por último tenemos el termalista que viene con los programas de termalismo social, bien de la Xunta, de la Diputación o a nivel nacional. Nosotros diseñamos nuestros protocolos en función de lo que demande cada tipo de cliente, no es lo mismo diseñar el programa de bienestar para estar dos días, que un programa terapéutico. En el primer caso, además de lo que puede ser un programa de relax y antiestrés, hay que procurar que la persona o personas disfruten del hotel, de su entorno, que tenga una estancia satisfactoria. El paciente que va estar más días, hay que saber qué motivo tiene para acudir al balneario, si le duele la espalda, las piernas... y en base a ello hacer un tratamiento personalizado. no es lo mismo una persona con problema de cervicales sin más, que quien tiene esa misma dolencia pero unida a una cardiopatía, por ejemplo.



¿Con cuánto personal cuentan en este centro de Laias?

En el departamento de baños somos 15 personas, entre masajistas, médicos y personal.

¿Ha cambiado el cliente de balneario?

Sí, sin duda, ya no es como en el siglo XIX o principios del siglo pasado, en que sólo acudía gente mayor y con enfermedades; ahora hay mucha gente que acude al balneario en busca de pasar dos o tres días para descansar y olvidarse del estrés diario, por ejemplo.

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