A pesar de que existe una ordenanza municipal que prohíbe expresamente fijar carteles en fachadas y mobiliario urbano, la cartelería ilegal va conquistando impunemente cada rincón de la ciudad sin que las autoridades competentes traten de evitarlo.
Una ordenanza municipal prohíbe la cartelería ilegal en fachadas y mobiliario urbano pero la indiferencia de las autoridades competentes hacen posible que los anunciantes infractores actúen sin límites contribuyendo al feísmo urbano y a la polución visual. Establece multas de hasta 6.000 euros pero la normativa, aprobada el 9 de mayo de 1997, no parece más que papel mojado cuando uno sale a pasear por la ciudad y se encuentra con todo tipo de anuncios colgando de paredes y del mobiliario urbano.
Pocos rincones se escapan del empapelado arbitrario de anuncios de particulares e incluso de organismos oficiales que hacen caso omiso de lo que regula la ley. Es el caso de la reciente Festa do Marisco o el curso de Tai Chi que se desarrolla estos días en el Jardín del Posío. Resulta paradójico el hecho de que están patrocinados por el mismo Concello que dicta la prohibición de la cartelería ilegal. Se suman a ello anuncios de reformas, conciertos, cursos de baile, campamentos de verano o anuncios de particulares que buscan con quién compartir un piso.
Los anunciantes no discriminan zonas a la hora de fijar sus carteles, lo mismo lo hacen en las calles más céntricas que en las del casco antiguo. Mientras, Las arcas municipales no recaudan fondos de las multas derivadas de la cartelería ilegal simplemente porque no se denuncian. Es la Policía Local la que debe velar por el cumplimiento de la normativa y hacer efectiva la retirada de los anuncios que no se rigen por ella. Sin embargo, la ley no se hace cumplir y los ciudadanos deben cerrar los ojos o dejarse conquistar.
El PP criticó recientemente la permisividad con la cartelería ilegal, mientras el concejal de Medio Ambiente, Demetrio Espinosa, aseguraba estar impotente para poner remedio a esta situación: Empapelan en una noche y eso es incontrolable.
Pocos rincones se escapan del empapelado arbitrario de anuncios de particulares e incluso de organismos oficiales que hacen caso omiso de lo que regula la ley. Es el caso de la reciente Festa do Marisco o el curso de Tai Chi que se desarrolla estos días en el Jardín del Posío. Resulta paradójico el hecho de que están patrocinados por el mismo Concello que dicta la prohibición de la cartelería ilegal. Se suman a ello anuncios de reformas, conciertos, cursos de baile, campamentos de verano o anuncios de particulares que buscan con quién compartir un piso.
Los anunciantes no discriminan zonas a la hora de fijar sus carteles, lo mismo lo hacen en las calles más céntricas que en las del casco antiguo. Mientras, Las arcas municipales no recaudan fondos de las multas derivadas de la cartelería ilegal simplemente porque no se denuncian. Es la Policía Local la que debe velar por el cumplimiento de la normativa y hacer efectiva la retirada de los anuncios que no se rigen por ella. Sin embargo, la ley no se hace cumplir y los ciudadanos deben cerrar los ojos o dejarse conquistar.
El PP criticó recientemente la permisividad con la cartelería ilegal, mientras el concejal de Medio Ambiente, Demetrio Espinosa, aseguraba estar impotente para poner remedio a esta situación: Empapelan en una noche y eso es incontrolable.
