Se cumplen dos años de la llegada del tren de alta velocidad a Ourense y los datos demuestran que el filón turístico asociado está lejos de llegar. Y si no se le saca partido a la hora de captar visitantes, imagínense para otros modelos de negocio.
La gran oportunidad del AVE va camino de ser otra posibilidad más que se esfuma en esta ciudad cada vez más vulgar. El Concello de Ourense ha claudicado de cualquier proyecto turístico, como lo ha hecho de tener una ciudad competitiva y atractiva. Falta de
programación cultural, termalismo sin explotar y tantas otras situaciones que se veían venir.
Hace más de diez años que se viene hablando de la necesidad de una estrategia para aprovechar el tren de alta velocidad, pero la desidia es tanta que los deberes están por hacer. Pero no solo es culpa del Concello de Ourense. Hoy leemos en La Región a dirigentes comerciales que se lamentan de que a sus propios compañeros le cuesta abrir un sábado por la tarde o hacer un domingo una cosa especial.
Pues sus competidores abren e Internet no cierra. Allá el sector con sus iniciativas. Con esos ánimos da igual que Ourense tenga AVE, puerto, aeropuerto o plataforma de lanzamiento de cohetes.
