Ocho crímenes sin resolver en la provincia desde 1997

El tiempo transcurrido juega en contra de la resolución salvo que los autores decidan confesar 

La investigación que se inicia ahora por parte de la Guardia Civil tras verificar que fue víctima de un asesinato se presume larga y laboriosa. El tiempo transcurrido desde que desapareció hasta ahora es el principal escollo a la hora de reunir pruebas incriminatorias contra los sospechosos. Salvo, claro está, que decidan colaborar.

Precisamente, la confesión voluntaria, a la que no fue ajena la presión policial sobre uno de los principales sospechosos unido a la constancia de la Guardia Civil y el fiscal del caso , fue lo que permitió resolver el crimen de Viana, el que le costó la vida a la joven Montserrat Martínez, nueve años después de que se hubiera perpetrado.

Pero no siempre todos los delitos violentos que han costado la vida a alguien han tenido la misma fortuna a la hora de su resolución. En estos momentos, ocho homicidios permanecen sin resolver en la provincia desde la década de los 90, esto es, los que aún no están prescritos porque no han transcurrido más de 20 años.

El más lejano en el tiempo se remonta a 1997 con la muerte violenta de Francisco Álvarez, quien falleció por las puñaladas que presuntamente le asestó Enrique C.R. en la zona de Vinos. El principal sospechoso, vecino de la ciudad, logró entonces dar esquinazo a la policía.

Pero el año, sin duda ,más fatídico para la crónica negra en Ourense fue 1999, con tres crímenes que están en punto muerto: Rita Iglesias Cid apareció apaleada en su vivienda de Quintela de Calvelle (Pereiro); Remedios Justo Salgado fue violada y estrangulada en su vivienda de O Polvorín mientras que en O Barco aparecía en el río, metido en una bolsa, un recién nacido.

José Dias de Oliveira fue abatido de un disparo en 2010 en San Lorenzo de Piñor (Barbadás). El móvil, según la Guardia Civil, el tráfico de droga. Hubo sospechosos a los que se le tomó declaración pero nunca detenidos.

Especialmente violentos fueron las muertes de César González Blanco, quien apareció estrangulado en su domicilio de Doctor Fléming a finales de 2001. La víctima conocía a su verdugo ya que la puerta no apareció forzada.

Otro de los expedientes sin resolver de la Policía Nacional es la muerte de Marina Bóo Outomuro en mayo de 2004. Su cuerpo apareció rociado de gasolina tras la antigua cárcel de Progreso. Los investigadores detuvieron a un sospechoso pero quedó en libertad por falta de pruebas.

El último asesinato sin resolver que se incorporó a la lista fue el del matrimonio formado por José Martínez y María Teresa Campos en su vivienda de Taboadela en abril de 2009. La Guardia Civil detuvo a su hijo, José Miguel MartínezCampos, pero la Audiencia de Ourense, con el criterio en contra la jueza instructora y el fiscal del caso -el mismo que llevó la acusación en el crimen de Viana-, decidió dejarlo libre de cargos por la inconsistencia de las pruebas en contra.

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