La solidaridad del Concello y los vecinos, donde viven los ancianos, ha permitido su realojo en una vivienda social

Embargan la casa de un matrimonio de Esgos valorada en el doble de su deuda

El afectado trasladando alguna de sus pertenencias a la vivienda cedida por el Concello. (Foto: MARTIÑO PINAL)
Los temores de un matrimonio de octogenarios, naturales de Esgos, se convirtieron a finales de esta semana en la peor de sus pesadillas, cuando un procurador en representación del BVVA les solicitó que entregasen las llaves de su casa por el impago de un crédito de 40.000 euros, que con la suma de intereses y costas procesales ascendió a casi los 70.000.
La vivienda embargada es un caserío de dos plantas de principios del siglo XX, herencia de la familia de Parada Justel, situado en la finca número 36 de la calle que lleva el mismo nombre del pintor, cuyo valor de mercado se sitúa por encima del doble de la deuda contraída, según explica el alcalde, Mario Rodríguez.

Desde que el regidor tuvo conocimiento de la fatalidad de este matrimonio ha prestado todo su apoyo a los desahuciados, a quienes facilitó una vivienda social para realojarlos y evitar que se quedasen en la calle. Los vecinos también mostraron su solidaridad colaborando en la retirada de muebles y pertenencias de la familia, en la que llegaron a participar hasta cuarenta personas. Cuadros de reconocidos pintores, bibliotecas familiares con ejemplares que han pasado de generación en generación o muebles dieciochescos, descansan ahora en un bajo cedido por el Concello.


INCREDULIDAD

Los octogenarios reconocen que nunca pensaron que la situación en la que se vieron involucrados, por avalar con la vivienda familiar a un descendiente, llegase a adquirir tintes tan dramáticos. 'Siempre tuvimos fe en que se pudiese renegociar la deuda con el banco o entregarle otros terrenos, pero jamás pensamos en que nos fuesen a echar de nuestra propia casa', lamenta Ana, entre la rabia contenida y el sollozo.

Cuando la noticia transcendió a sus allegados y conocidos, ya era demasiado tarde para reconducir las negociaciones con el BBVA. 'Nunca dijeron nada de lo que estaba pasando', apunta el alcalde, 'de hacerlo, incluso yo me hubiese presentado voluntario para pagarles la deuda y evitar el embargo', añade. Esta misma opinión la sostienen otros conocidos de la familia, que consideran 'desproporcionada y demasiado apresurada' la decisión de la entidad bancaria. 'Quizás por vergüenza o porque realmente nunca creyeron que esto llegase a producirse no dijeron nada a nadie', lamenta una allegada al matromonio de desahuciados, que intentó promover una colecta entre sus conocidos para evitar el desalojo, aunque cuando le explicó al director de la oficina del BBVA que ella misma podría hacer frente al impago, le comunicóque era demasiado tarde porque la casa ya estaba en venta.

Desde la oficina del BBVA que lleva el embargo no quisieron facilitar información, alegando que iría en contra de la ley de protección de datos. Asimismo, negaron tener conocimiento sobre si la vivienda ya había sido subastada o sobre su precio de salida. Lo que sí confirmaron es que el procurador enviado por la entidad mandó precintar la puerta de entrada al caserío, a pesar de que todavía quedaban esta semana numerosas pertenencias familiares en su interior, que 'no se trata de su valor económico, sino sentimental porque me crié en esa casa y guardo muchos recuerdos', lamenta la octogenaria desahuciada.

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