OURENSE

La farmacia García Montes cierra tras 70 años de historia

photo_camera Escaparate de la farmacia de la licenciada María Josefa García Montes con un cartel avisando de su "cierre por traslado" (XESÚS FARIÑAS)

Ubicada en los bajos de una hermosa casa modernista hoy casi en ruinas, el local, abierto en el año 1935, es uno de los afectados por la nueva regulación de las rentas antiguas

La farmacia García Montes, situada en la calle Progreso 109, anuncia desde hace unos días, con un cartel colocado en el escaparate del establecimiento, su "cierre por traslado". La razón de este cambio de ubicación, como ha ocurrido con otros muchos establecimientos del centro de la ciudad -aunque en otros casos la situación ha llevado al cierre del negocio-, está en el fin de los alquileres de renta antigua marcado por la denominada Ley Boyer, uno de los cuales correspondía a este bajo de uno de los edificios más destacados del urbanismo de la ciudad, por su hermoso estilo modernista.

Aunque desde el establecimiento farmacéutico no han querido dar detalles sobre cuando se va a producir el traslado de localización, sí se apunta que "será al barrio de As Lagoas", donde todavía se están ultimando los detalles de su futura ubicación.

En cuanto a la dilatada historia de esta farmacia y su estrecha relación con el día a día de la ciudad, daba cuenta de ella, en junio de 1931, la crónica social de La Región, que publicaba una información protagonizada por tres mujeres. “La bella” Josefa Taboada, hija del inspector de Sanidad don Jesús Taboada Diéguez , acababa la carrera de Farmacia “con brillantes calificaciones”; también acababa la carrera de Magisterio “la estudiosa y muy guapa” María Jesús Aguado García , hija del tenedor de libros de la casa Tabarés, don Mariano, y con varios sobresalientes finalizaba el bachillerato la no menos bella Marita Pérez Colemán, hija del catedrático del Instituto don Luis. Cuatro años después, Josefa se colegiaba y montaba farmacia en la calle del Progreso (la que hoy desaparece) en sociedad con el señor Bayón, empleado hasta entonces de la Farmacia Bouzo y padre de un futuro farmacéutico. Josefa ponía el título y Bayón la experiencia.

Pronto deciden romper la sociedad, Josefa se queda con la farmacia y Bayón monta una droguería y acaba por comprar la farmacia situada frente al instituto que regentaría su hijo. El mismo año que Josefa se colegia lo hacían otras tres mujeres: Pilar Amaro Pita, que pretendía instalarse en Celanova; Irene Lagorán, en Viana do Bolo, y Adela Boo, en Os Peares. Josefa continuó al frente de su farmacia en la planta baja de una hermosa casa modernista, hoy casi en ruinas, en la que destaca el mosaico que cubre las paredes del portal, y sin sufrir retoques ni cambios hasta hoy.

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