EN OURENSE

El fin del botellón llegará antes de fin de año si hay consenso esta semana

El caos en el Casco Vello trae de cabeza a vecinos y hosteleros, y solo la refriega entre grupos puede dilatar su prohibición

El botellón ha vuelto con fuerza a las calles de la ciudad. La prohibición de beber en la Alameda, debido a la presión ejercido por los comerciantes de la Plaza de Abastos antes de trasladarse al mercado provisional, hizo efecto. Sin embargo, el problema, lejos de calmarse, se ha agravado, con el desplazamiento en masa de cientos de jóvenes en los últimos meses cada fin de semana –especialmente los sábados– a la zona de la praza do Trigo, en pleno Casco Vello, y rodeados de edificios donde viven decenas de familias.


Desde hace tres meses


"Esto se viene produciendo con fuerza desde hace tres o cuatro meses, antes había algo de botellón, pero casos contados. Ahora, cada fin de semana va a más, están acabando con nuestra actividad", explica un hostelero de la zona, que se muestra alicaído por las situación, algo que comparten en toda la zona.

Entre los vecinos, los ánimos están caldeados. "El sábado por la noche una vecina llamó a la Policía Local desesperada para que vinieran", asegura una residente. Y las autoridades llegaron, con hasta cuatro patrullas a la vez. Estas ejercieron algo de efecto disuasorio, pero continuó el caos. Eso sí, llegaron las multas. En este caso por ensuciar u orinar en la vía pública. Según informó el Concello de Ourense, se le abrió expediente sancionados a 16 personas durante el sábado por la noche.

Las denuncias, con la legislación actual de la ciudad, se efectúan bien por vandalismo, bien por ensuciar pero, a no ser que sean menores de edad, no se puede multar por beber en la calle. Para eso, es necesario aprobar cuanto antes la ordenanza municipal cuyo borrador presentaba el equipo de gobierno la pasada semana. Y en eso están. Aunque parece que el acuerdo no va a ser fácil, ni siquiera en un asunto así. Si todo transcurre según el cronograma de la concejalía de Sanidad, para 2019 estaría prohibido el botellón, si bien todo depende de cómo se dilaten los plazos debido a las dudas de parte de la oposición.

En el gobierno municipal aseguran que es un asunto "prioritario", y ha convocado mañana a los grupos para avanzar en los cambios de la ordenanza y que pueda entrar en vigor lo antes posible.


Dudas


¿Y estos qué dicen? "El PP estuvo tres años y medio sin hacer nada y ahora quiere aprobar cosas como sea. Pero hay artículos en la ordenanza que no nos gustan. Es muy genérica, recoge multas astronómicas y carga la responsabilidad inspectora en los técnicos, algo que no vemos factible. Hay que sentarse y negociar algo para hacerlo bien, no deprisa y corriendo", dice la concejala del PSOE Concepción García Lozano. No ven mal que se prohíba, pero piden alternativas concretas, y se podrían plantear alegar de acuerdo a la ley, lo que dilataría plazos.

También en la oposición, Ourense en Común planteará un debate público, y creen que el problema reside más en el consumo de alcohol "que no espazo no que este se practique", indice el portavoz, Martiño Xosé Vázquez.

En el BNG, fuera de la corporación, son menos proclives a la prohibición. "Criminalizar o botellón e esquecer as terrazas e pubs semella inxusto e incompleto", señala el candidato a la alcaldía Luis Seara. Cree que beber de más, el ruido y la basura "non son exclusivos do botellón", y que las medidas prohibitivas con "ineficaces e contraproducentes". Así, apuestan por implantar programas de "noites vivas" y piden "determinar aqueles espazos nos que non se poden permitir aglomeracións de persoas en determinados horarios para garantir a convivencia e descanso veciñal".


Opciones transitorias


Mientras se delibera, sin dar plazos concretos para ponerle coto, hosteleros y vecinos de la zona se desquician. En la federación vecinal Limiar ven claro que "hay que tomar alguna solución", subraya su presidente, Manuel Mosquera. Como medida urgente para garantizar el sueño de los vecinos del Casco Vella proponen "habilitar un sitio alejado de casas habitadas, como la zona de la feria o de Expourense". Creen que eliminarlo al completo es "imposible", pero no así alejarlo. "Las mentes pensantes con estudios del Concello deberían buscar la solución", concluye Mosquera.

La Federación Provincial de Hostelería también pide soluciones: "Hay que regularlo cuanto ante,y si se prohíbe que se pongan los medios para vigilar su cumplimiento, que sea con todas las consecuencias", señala su presidente, Ovidio Fernández Ojea.

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