Un bar de la capital, abierto por una familia rumana hace un mes, repartió 38 series del Gordo

Huesca se echa a la calle para celebrar su fortuna navideña

Eleuterio Sánchez, en la pensión de Las Arribes de Duero. (Foto: CARLOS GARCÍA)
El Gordo de la Lotería de Navidad, el número 58.268, estaba ayer en el centro de las conversaciones que se produjeron en Huesca desde el mismo momento en que se conoció que la ciudad había sido agraciada por los bombos del sorteo. Hipótesis o confirmaciones sobre la identidad de las personas poseedoras de uno o varios de los décimos premiados formaron parte de las decenas de conversaciones fragmentadas que se escuchaban al transitar por las calles de la capital altoaragonesa.
'Creo que le ha tocado a un amigo de mi hermano', 'los abuelos de Juan tienen varios décimos' o '¿cuánto dices que le ha tocado?', eran palabras que formaban parte de las cientos de conversaciones que se acercaban y se alejaban a cada paso. Porque a pesar de que la totalidad de las series del número fueron vendidas por la Administración nº 1 de Grañén, el reparto de la práctica totalidad de los décimos se llevó a cabo en la ciudad de Huesca.

Entre los agraciados se encontraban los clientes del Bar Carlitos, un establecimiento abierto hace un mes por una familia de rumanos que vendió en pocos días 38 series del Gordo, en su mayor parte a trabajadores e inmigrantes. El número ha sido repartido también en el Asador Esperanza, un hostal ubicado a unos pocos kilómetros de la ciudad que es frecuentado por trabajadores que se desplazan diariamente entre Huesca y Barbastro.


MUY REPARTIDO

La amplia distribución del premio hizo que entre los agraciados se encontrasen un grupo de funcionarios del Ayuntamiento de Huesca, que tras la noticia se centraban más en el brindis con champán que en sus labores. Pero el premio también viajó desde Huesca a poblaciones como Blanes (Gerona), donde el propietario de una cadena de panaderías intercambió un décimo con un amigo oscense; a Bilbao, en donde uno de los premiados tiene familia, o Molina de Segura (Murcia), a la que un camionero llevó una serie entera.

Además, Huesca no se conformó con el premio Gordo, el más abultado de la historia, porque la suerte repartió una serie del tercero, y dos series de dos quintos.

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