La industria pirotécnica teme por su desaparición

Fuegos artificiales sobre la ciudad, el 30 de junio de 2019.
photo_camera Fuegos artificiales sobre la ciudad, el 30 de junio de 2019. (José Paz)
Los empresarios piden una desescalada y critican “trabas” a su actividad

La industria pirotécnica ourensana está en números rojos. El sector, que ya sufría una tendencia a la baja antes de la pandemia, se encuentra ahora al borde de la quiebra. Jose Benito Salgado es el dueño de Fuegos Artificiales Josman (Cambeo, Coles) y vocal de la Asociación Gallega de Industrias Pirotécnicas. Ya se ha visto obligado a mandar dos trabajadores al paro y a cuatro al Erte. “Éramos una docena de obreros, últimamente ya solo siete y no sé si quedaré solo”, lamenta. Y adelanta que este negocio “con una persona es imposible llevarlo adelante, ya que pierdes dinero todos los meses”.

Los pirotécnicos consideran que la administración está lastrando la actividad de un sector que pierde representantes cada año. Por lo tanto, reclaman el regreso de los grandes fuegos a las fiestas, mediante una desescalada de las restricciones como la que ya están disfrutando otros sectores. El tiempo apremia, ya que el periodo del año con las celebraciones más importantes acaba de comenzar y termina en el mes de septiembre. Sería el segundo verano consecutivo “en blanco”.

"Esto no es como un bar"

Salgado explica que “son ya dos años sin ingresos. Los gastos, los mismos, porque el taller se tiene que mantener abierto, esto no es como un bar”, compara. El material que manejan es especialmente sensible y deben tenerlo controlado y al día. “Lo único que estamos ahorrando es en lo que respecta a los Erte”, lamenta. Su esperanza es que, sobre todo durante el mes de agosto, algunos concellos se animen a pequeñas contrataciones, ante la falta de autorizaciones para grandes eventos.

Las pirotécnicas de la provincia, al trabajar en zonas de interior, sufren un hándicap añadido: “Los pueblos, por desgracia, están ‘a monte’, por el abandono del rural, y te encuentras aún más problemas para lograr permisos”, añaden los empresarios. “Por el momento, lo que tenemos son misas y procesiones, pero con encargos muy pequeños, no de 1.000 euros como antes”, puntualiza Salgado.

“El sector ya llevaba años agonizando, y si lo poco que hay no nos lo dejan trabajar, apaga y vámonos. La Ley de montes nos está matando, cuando hay muchos pueblos que ya ni preguntan si se pueden echar los fuegos o no, directamente no los piden por miedo a sanciones. Y las fiestas cada día son más pequeñas”, concluye. 

Un negocio en crisis

Por su parte, la Asociación Gallega de Industrias Pirotécnicas ha emitido un comunicado urgente en el que recuerda que de las 45 empresas con las que contaba el sector en los años 80 ya apenas quedan 16. Además, aseguran que todos los proyectos empresariales pirotécnicos están a punto de echar el cierre. “E non desapareceremos por falta de traballo, senón polos atrancos das administracións”, matizan. Consideran “sin fundamento” el cierre temporal de las actividades pirotécnicas establecido por la Xunta el 25 de junio, siendo una actividad al aire libre y que se puede disfrutar a kilómetros de distancia sin formar aglomeraciones. “Nas outras comunidades autónomas non existe tal prohibición. E se non podemos traballar no verán, estamos mortos”, reiteran los empresarios. El sector pirotécnico gallego da empleo a más de 100 trabajadores, genera otros 100 empleos indirectos, facturaba antes de la pandemia tres millones de euros anuales y representa una actividad tradicional arraigada en la cultura popular. 

La normativa actual establece que, en el caso de más de 10 kilos de explosivos, es competencia del gobierno autonómico autorizar o no el lanzamiento de los fuegos, y son estos contratos los que se encuentran paralizados por el momento.

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