La inflación amenaza con arruinar la mejora de empleo y Seguridad Social

Está cerca la conclusión del primer semestre del 2022 y algunos indicadores económicos de la provincia revelan hasta qué punto está condicionado por la incertidumbre, pero no en todas las actividades por igual. Empleo y afiliaciones a la Seguridad Social son dos de los parámetros que resisten los efectos de una economía sacudida por fenómenos internos y de política exterior. Por otra parte, la desbocada inflación aplaza y atenúa cualquier valoración positiva, postergando cualquier hipótesis de recuperación sobre bases sólidas de la provincia. Empleo Los últimos datos de la Seguridad Social, relativos a mayo, cifran en 103.648 cotizantes en la provincia después de haber ganado en un mes 682 efectivos, aunque el dato más positivo se percibe en la cifra interanual, con una subida del 2%, es decir, 2.032 nuevos afiliados. Por lo que respecta al paro registrado, en la provincia se contabilizaban 16.781 desempleados el mes pasado, frente a los 18.690 del mismo mes del año anterior. Uno de los indicadores destacables es que en mayo del 2021 había 10.109 parados que llevaban más de un año esperando un trabajo y este año la cifra había caído a 7.866. Inflación Está siendo la principal preocupación social, mitigando incluso la mejora de las expectativas laborales. Familias y empresas deben gastar más dinero para adquirir bienes y servicios. El IPC de mayo destaca en Ourense un aumento anual del 10,3%, pero desde enero la subida ha sido ya del 5,3%. Los aumentos son generalizados en aquellos productos de gran consumo. Los alimentos han subido en un año un 12,6% (un 9% desde comienzo de 2022); la vivienda, agua, electricidad y otros combustibles, un 24,5%, y los gastos de transporte crecen un 14,7% en un año, pero desde enero han aumentado ya un 9,5%. Es la principal amenaza para una recuperación real de la economía. Turismo A pesar de ese escenario tan cruento, algunos indicadores muestran su mejor cara. El turismo recupera tono. El tren de alta velocidad, después de seis meses de entrada en servicio ha permitido mejorar el número de viajeros y pernoctaciones. Entre enero y mayo de este año la provincia registró 116.252 huéspedes en hoteles, lo que mejora sustancialmente los 60.776 en idéntico periodo del pasado año. Sin embargo, aún no mejora los datos de los cinco primeros meses del 2019, cuando se hospedaron en la provincia 127.390 personas. Venta de automóviles Uno de los indicadores más relacionados con el consumo es la venta de coches, que sigue en números rojos. La crisis de los microchips obligó a la industria a modificar sus planes de producción, afectando también a las auxiliares ourensanas y a los concesionarios, que disponían de menos unidades. Entre enero y mayo se vendieron en la provincia 996 automóviles, frente a los 1.214 del mismo periodo del año pasado, por lo tanto con una caída del 17,9% En algunas modalidades, caso de los coches con motor de gasoil, la reducción de ventas ha sido del 41,8%. Exportaciones Las ventas exteriores de las empresas ourensanas es otro de los indicadores positivos de la primera parte del año, aunque el volumen bruto está condicionado por la inflación. Entre enero y abril, últimos datos publicados, se exportaron productos por valor de 378,1 millones de euros, con un notable crecimiento del 23% en relación al mismo periodo del ejercicio anterior. Precisamente el dato de abril no hizo sino acelerar el proceso de crecimiento, con unas ventas de 97,9 millones, lo que supone aumentar un 26,1% sobre abril del 2021. Venta de viviendas La comercialización de viviendas en la provincia sigue aquejada por los dientes de sierra que se observan incluso una vez superada la crisis de la burbuja inmobiliaria del 2008. Los últimos datos cerrados a abril revelan que se han comercializado 608 frente a las 571 del año 2021. La mayor parte de las operaciones hechas, como en ejercicios precedentes, han sido sobre viviendas de segunda mano por la falta de obra nueva. Materias primas Pero, sin duda, la crisis de las materias primas ha sido una de las constantes de los últimos meses. El sector primario soporta incrementos del doble en productos como el cereal para la alimentación del ganado, aumentos del 50% en el gasóleo agrícola, pero también falta de materiales que afectan a la industria y la construcción. Hierro, madera, aluminio, acero y otros productos básicos amenazan con estrangular a ambos sectores, con el riesgo de paro o de supervivencia empresarial. Los costes se disparan, lo que obliga a replantear los presupuestos de obras públicas y privadas. En el sector asumen que el aumento de precios continuará hasta final de año, con lo que la incertidumbre marcará de nuevo el ejercicio.