ENTREVISTA

“Es interesante reflexionar sobre qué cosas cambian y cuáles permanecen"

Uno de los colaboradores de la colección de las láminas que La Región está entregando a sus lectores de manera gratuita ha sido el Museo Etnolóxico de Ribadavia.  El Archivo Fotográfico del Museo, a cuyo frente se encuentra César Llana, ha cedido varias imágenes

La colección de las láminas que La Región está entregando a sus lectores de manera gratuita con la compra del diario, no hubiese sido posible sin la colaboración de los profesionales que han puesto su conocimientos y sus archivos a disposición de esta iniciativa. Uno de los colaboradores ha sido el Museo Etnolóxico de Ribadavia, con unos importantes e interesantes fondos documentales de imágenes, tanto de la villa como del entorno. El Archivo Fotográfico del Museo, a cuyo frente se encuentra César Llana, ha cedido varias imágenes que los lectores podrán encontrar a lo largo de la colección.



¿Qué buscaron con la selección?

Lo que hicimos para darle un sentido a las imágenes que se van a entregar, fue seleccionar, no necesariamente buscando las imágenes más antiguas, sino las que tuvieron un interés especial dentro de la propia colección que tenían en el Museo Etnolóxico.



¿Cuál ha sido ese interés?

Bueno no hay que olvidar que eso del interés siempre es algo muy subjetivo, cada persona le encuentra uno. Lo que intentamos es fundamentalmente ofrecer instantáneas que pudieran mostrar algún cambio de lo que había sido. De alguna manera se intenta mostrar que el tiempo pasa y que algunas cosas cambian o desaparecen y otras en cambio permanecen. Se trata de darle un guiño al lector.

¿Cuántas imágenes seleccionaron y qué muestran?

Elegimos en torno a unas diez láminas. Son lugares públicos y vistas genéricas de algunos espacios, tanto de la villa como de alrededores. Algunas son de Santo Estevo, de Ourense y de Ribadavia.



¿Tienen una autoría reconocida?

Sí, la inmensa mayoría de ellas la tienen. Proceden sobre todo del archivo fotográfico del ourensano Pacheco, cuya contenido forma parte de los fondos que posee el Museo Etnolóxico de Ribadavia.



¿Qué le aportarán al lector?

Creo que es algo que interesa mucho, la colección me parece muy interesante en este momento, a la gente le va a gustar mucho. Es algo que siempre viene bien. Le ofreces la posibilidad, sin que eso suponga mucho esfuerzo, de poder pensar, de reflexionar acerca de qué cosas son las que cambian y cuáles permanecen con el tiempo. Nosotros nos encargamos en esta colección de elegir aspectos del patrimonio construido. La gente que las vea, las mire con detenimiento y después que hagan sus propios juicios de valor.



¿Cómo llegan estas imágenes a formar parte del Museo?

Existen tres vías diferentes de lograr las fotografías para nuestro fondo. Una de ellas, son las que proceden de los archivos familiares, las que han donado sobre todo la gente de Ribadavia y la zona del Ribeiro. Se hacen las copias digitales que forman parte del archivo. De estas dos han sido elegidas para la colección. Otra manera de los fondos, son las imágenes que tenemos de producción propia. Son las que hace el propio personal del Museo en eventos y actividades que consideramos tienen algún tipo de interés etnográfico. Finalmente, la otra vía de adquisición, pero la menos habitual sobre todo en estos tiempos que corren, son las compras de archivos fotográficos completos. De esta manera se adquirieron las de Pacheco y las de Chao. En este apartado conviene destacar el archivo de fotografías, sobre todo publicitarias, que donó el fotógrafo ourensano Sancho.



¿Qué trabajo desarrollan una vez que han adquirido las imágenes, sea cual sea su origen?

Nuestra obligación fundamental es la de conservarlas en buenas condiciones. Aquí hay que resaltar que este Museo cuenta con una plantilla muy buena, ahí está María José Ruíz, que es una gran profesional. Lo primero que se hace es un examen general a todos los fondos para asegurar principalmente que no tengan ningún tipo de hongos, y que haya unas buenas condiciones de las películas. Se procede a una limpieza de todo el material. Después, y dependiendo de las circunstancias de cada imagen, se inicia el trabajo de conservación.



¿Se mantienen los originales?

Lo que hacemos es una digitalización de todas las fotografías. Fundamentalmente por dos razones: la primera es que así toda la gente que lo desee pueda acceder a este material dentro del propio Museo. La segunda, y muy importante es evitar el acceso directo a los originales, en lo posible, ya que la luz, por ejemplo, es un riesgo para que se mantengan en óptimas condiciones. Finalmente, lo que hacemos es documentarlas de la manera más completa y profesional que se pueda para que sean útiles al público, ya que al fin y al cabo, ese es también nuestro objetivo y la labor de este Museo.



¿Han contabilizado las imágenes que pueden albergar en estos momentos?

Sí, en estos momentos los fondos del Museo pueden albergar alrededor de unas quinientas mil imágenes.



¿Resultó difícil llevar a cabo la selección de las imágenes para la colección de La Región?

Al final siempre hay que hacer una selección, pero fue relativamente fácil en este caso ya que nos movimos más o menos dentro de los parámetros con los que trabajamos en el Museo. Siempre nos gusta jugar un poco con lo que ha pasado, por el tiempo, y con lo aún permanece, a pesar del tiempo. En el Museo nos gusta muchos hacer este tipo de cosas, y como he dicho antes, dejar que sea el propio lector, en este caso, el que decida si es mejor o peor que en otras épocas.



¿Suelen tratar mucho las imágenes?

No, lo que hacemos es asegurarnos que el negativo no se altere, que la imagen permanezca tal cual sin ningún tipo de interferencia ni manipulación. Están igual que estaban cuando las recibimos, algunos pueden pensar que quizás la imagen sea mala. Pero no la retocamos, el documento se ofrece tal cual nos ha llegado a nosotros.

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