Los delitos cometidos a través de las nuevas tecnologías de la información y comunicación (TICs) van más allá de las estafas, aunque sean la mayoría. Las infracciones contra la libertad e indemnidad sexual perpetradas al abrigo de internet tienen en los más jóvenes a sus principales víctimas. En Ourense, están llegando a las salas de vista casos de “grooming” (acoso y abuso sexual online), una forma delictiva que implica que un adulto se pone en contacto con un niño o adolescente con el fin de ganarse poco a poco su confianza para luego involucrarla en una actividad sexual.
En los próximos días, Marc C.R. debe responder de un abuso sexual a una menor de 16 años, residente en Pereiro de Aguiar, a través de las TICS. El inculpado, al que se llegó a través de una investigación policial de la Comisaría de Quart de Poblet (Valencia), contactó, según la acusación pública, con una adolescente que tenía 15 años cuando sucedieron los hechos denunciados, entre agosto y septiembre del año 2018.
El ministerio fiscal asegura que el inculpado, cuando tenía 24 años, contactó con la adolescente a través de internet y comenzaron a enviarse wasaps. Al principio, le planteó una inocente petición de amistad pero después, según recoge la acusación, “con el propósito de satisfacer sus instintos sexuales, procedió a solicitarle fotografías y vídeos de contenido sexual”.
En el procedimiento, se detallan algunas de esas peticiones. Consta un wuasap en el que el acusado le dice a la joven que tenía ganas de tocarse y le pide ayuda: una foto en biquini. La chica no tenía datos en el móvil suficientes pero Marc lanzó una nueva petición: “Dime cosas …, lo que quieras que haga que se me suba”. En ese contexto, hubo un intercambio de fotografías. No fue la única conversación subida de tono e incluso, recuerda la fiscal, la menor le envió una imagen mostrando sus pechos.
La petición de condena es de un año de cárcel así como la prohibición de acercarse a menos de 300 metros de la joven o comunicaron con ella por espacio de tres años.
