Un individuo de unos 40 años asaltó poco antes de la nueve de la mañana de ayer la oficina de Novagalicia Banco en A Mezquita, en donde se apoderó de 30.000 euros. El ladrón entró en las instalaciones a cara descubierta, aunque con una visera en la cabeza, sin llegar a esgrimir ningún arma. Eso sí, se mostró violento e intimidó a los trabajadores: llegó a amenazarlos de muerte para que les entregase el dinero que había en la caja.
En ese momento, en la oficina de crédito estaban dos trabajadores (un hombre y una mujer), quienes, según fuentes de la investigación, reconocieron al presunto ladrón, un zamorano afincando desde hace años en A Mezquita, con antecedentes policiales por diferentes hechos. Los dos operarios siguieron las instrucciones dado el carácter violento del atracador, que introdujo el dinero en una bolsa y abandonó el lugar caminando.
Acto seguido, los trabajadores alertaron a las fuerzas de seguridad al tiempo que salieron al exterior por si había algún vecino que les prestara ayuda. Pero en la calle no había ninguna persona y ambos se percataron de que sus vehículos tenían una rueda pinchada, situación que provocó el ladrón para que no le persiguieran.
Al lugar acudieron varias patrullas de la Guardia Civil, que establecieron controles en las carreteras que surcan el municipio con el objetivo de localizar al ladrón, aunque la vigilancia aún no había dado fruto al llegar la noche. Mientras, la Policía Judicial realizaba una inspección ocular en la s instalaciones a la búsqueda de huellas y revisaban las cámaras de seguridad por si habían grabado su rostro. Los agentes sospechan que el ladrón no actuó solo, ya que posiblemente en los alrededores de la localidad lo estaba esperando un compañero en un coche con el que se dieron a la fuga en dirección a la provincia de Zamora, adonde se amplió la vigilancia con una operativo de la Guardia Civil.
Acto seguido, los trabajadores alertaron a las fuerzas de seguridad al tiempo que salieron al exterior por si había algún vecino que les prestara ayuda. Pero en la calle no había ninguna persona y ambos se percataron de que sus vehículos tenían una rueda pinchada, situación que provocó el ladrón para que no le persiguieran.
Al lugar acudieron varias patrullas de la Guardia Civil, que establecieron controles en las carreteras que surcan el municipio con el objetivo de localizar al ladrón, aunque la vigilancia aún no había dado fruto al llegar la noche. Mientras, la Policía Judicial realizaba una inspección ocular en la s instalaciones a la búsqueda de huellas y revisaban las cámaras de seguridad por si habían grabado su rostro. Los agentes sospechan que el ladrón no actuó solo, ya que posiblemente en los alrededores de la localidad lo estaba esperando un compañero en un coche con el que se dieron a la fuga en dirección a la provincia de Zamora, adonde se amplió la vigilancia con una operativo de la Guardia Civil.
