El campo de fútbol municipal de Santa Cruz de Arrabaldo amaneció ayer con la mayoría de sus instalaciones destrozadas, especialmente sus puertas interiores, después de que los ladrones perpetrasen durante la pasada madrugada un robo en sus dependencias, de las que apenas consiguieron llevarse unas latas de bebida, unos paquetes de pipas y chicles.
Este incidente habría ocurrido, según confirmó uno de los entrenadores de la Sociedad deportiva cultural Arrabaldo, Pablo González, entre las 23,30 horas del domingo, después de que se celebrase un partido en el campo entre el Arrabaldo y el Loñoá, y las diez de la mañana de ayer. En este periodo de tiempo, tal y como indicó González, los dueños de lo ajeno entraron en las instalaciones deportivas tras cortar el alumbrado público en la zona, para no levantar sospechas.
Acto seguido, según indicó el entrenador, se adentraron en los vestuarios, el gimnasio, la lavandería y la cafetería del recinto, causando importantes destrozos en estas dependencias municipales (prácticamente todas sus puertas quedaron inservibles).
Ello hizo que el C.D. Ourense no pudiese entrenar en el campo ayer, tal y como estaba previsto, a primera hora de la mañana, dado que en el lugar se hallaban agentes de la Policía Científica inspeccionando el recinto en busca de pruebas o indicios que incriminasen a los autores de los estragos.
Los daños causados, tal y como reconoció Pablo González, ascenderían a más de 3.000 euros, pese a que el botín que consiguieron llevarse no fue de importancia (el club no guarda dinero en el recinto).
Acto seguido, según indicó el entrenador, se adentraron en los vestuarios, el gimnasio, la lavandería y la cafetería del recinto, causando importantes destrozos en estas dependencias municipales (prácticamente todas sus puertas quedaron inservibles).
Ello hizo que el C.D. Ourense no pudiese entrenar en el campo ayer, tal y como estaba previsto, a primera hora de la mañana, dado que en el lugar se hallaban agentes de la Policía Científica inspeccionando el recinto en busca de pruebas o indicios que incriminasen a los autores de los estragos.
Los daños causados, tal y como reconoció Pablo González, ascenderían a más de 3.000 euros, pese a que el botín que consiguieron llevarse no fue de importancia (el club no guarda dinero en el recinto).
