PLAZA DE ABASTOS Nº1

Pablo Rodríguez: “Esto es lo más turístico, está al lado de As Burgas"

"El mercado necesita otra imagen", urge el placero de 24 años. 

Hay quien cree que a la sabiduría llegas después de pasarte media vida en un monasterio tibetano y hay quien está seguro que para entrenar frases lapidarias hay que leer manuales de autoayuda o algún trabajo de Paulo Coelho. Te pasas la vida mirándole a la boca a los políticos pensando que saldrán de ella algo más que tópicos y se te chafa la ilusión a nada que estiran la comisura de los labios. Y, de pronto, un día charlas con un placero y te pone de verano con alguna de sus chanzas. Pablo Rodríguez Martínez tiene 24 años y comparte con Rosa, su madre, los tres puestos de Frutas Martínez en la Plaza de Abastos, y estos entrecomillados son parte de su ideario: "Dejé de estudiar porque me di cuenta que no tenía sentido forzar el cerebro si luego no iba a sacar para comer"; "a la gente joven que viene sí le puedes decir que puede subir las escaleras de la plaza con una bolsa, porque para eso se machaca en un gimnasio, pero a una persona mayor, no"; "me hace gracia que digamos que Ourense es la gran desconocida. Si nos descubren los rumanos que vienen a pedir limosna aquí, ¿cómo es posible que no nos descubran los turistas?".

Hay un rosario de perlas cultivadas en el verbo de Pablo, un tipo locuaz, dicharachero y espabilado. Su madre anda por la plaza poco después de las tres de la mañana pero él se espera hasta las siete o siete y media. Antes y después de la apertura al público el trajín obliga a los placeros a ir de aquí para allá "muchas veces llevando la mercancía en un carretilla porque esto está muy incómodo", se queja Pablo. Venden a particulares pero también a supermercados, residencias u hoteles, llegado el caso. Este joven industrial, que alerta que la plaza "da para sobrevivir, no para vivir", señala con el dedo índice a un lugar inconcreto, pero en el que encuentra un político al que reprochar que "el mercado necesita una imagen diferente para que la gente se dé cuenta de que no estamos tirados".



TURISMO

Nadie es capaz de entender como un lugar así está precisamente así. Pablo Rodríguez tampoco: "Esto es lo más turístico, además al lado de As Burgas". Y atención porque, ya motivado, improvisa una ruta turística por la ciudad que empezaría, por supuesto, "en la plaza de abastos para ir luego por la zona vieja, la de compras, comer en la ciudad, ir a los vinos por la tarde y a la zona termal por la noche". Pueden apuntarse.

No está previsto que él actúe de guía porque otras responsabilidades le atan a los tres puestos de fruta, intermediar entre los fruteros mayoristas que le traen la mercancía y despacharla a sus propios clientes, que alguno viene ex profeso "desde más allá de treinta kilometros para comprar aquí". El negocio ya no tiene los mismos márgenes que antes "pero yo tambien veo los supermercados vacíos", dice. Se lamenta que en España haya que pagar más de 200 euros al mes de cuota de autónomos "y en Italia 70 euros y en Francia no más de 140 euros". Atender los puestos de fruta es la opción elegida por uno de los placeros más jóvenes del mercado, pero ojo, "el futuro no es solo mío, es de todos".

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