Nació como una especie de jardín botánico y hoy es uno de los recintos históricos de Ourense dedicados al solaz de los ciudadanos e todas las edades. Pequeños y mayores hallan allí el ambiente que más les agrada para pasar el tiempo. Pero fue

El mayor auditorio a cielo abierto

Como ocurre con otros lugares de reunión o esparcimiento colectivo, particularmente el parque de San Lázaro o la Alameda, el jardín de O Posío es uno de los centros populares de referencia para la población ourensana, en el que cada uno tiene sus propios recuerdos. Dispone de historia propia en la que tienen cabida grandes acontecimientos que han marcado un hito en la vida ciudadana.
No siempre fue espacio público, si bien mantiene la actual fisonomía desde mediados del siglo XIX, época en la que estaba dedicado a jardín botánico vinculado a la cátedra de Física, Química e Historia Natural del Instituto de Segunda Enseñanza -hoy Otero Pedrayo-, que acabó por instalarse en las inmediaciones del Jardín.

Su vinculación con la infancia va mucho más allá, pues aparte de contar con una zona de juegos propia para niños, cuando en los años setenta del pasado siglo se construyó el edificio que albergó el colegio público Irmáns Villar -en la rúa Padre Feijóo, esquina a la de Lugo- fue dotado de un paso inferior directamente conectado con O Posío, donde pasaban los recreos y el tiempo libre los alumnos de este centro.

Este pasadizo quedó en desuso con el traslado del colegio un poco más arriba, al inicio de Pena Trevinca, muy cerca de la estación de San Francisco. El edificio de Padre Feijóo está hoy asignado al instituto Otero Pedrayo, donde cursan sus estudios los alumnos de Bachillerato.

Las características iniciales han acabado por conferirle un aspecto singular, orgullo de los ourensanos. Está bordeado por un bello cierre de piedra y hierro, con una puerta de acceso en cada una de las cuatro calles que lo circundan. El interior está divivido en tres niveles, que construyen ambientes diferentes. El superior consta de una zona infantil y otra arbolada; la pista central, con piso de cemento, está dedicada mayoritariamente a paseo, aunque durante varias décadas después de la guerra civil fue utilizada para la práctica deportiva, sobre todo hockey y baloncesto.

El nivel inferior, el más espacioso, concentra la zona de jardín y la cubierta vegetal que dispone en su paseo central una doble fila de palmeras canarias. En una parte hay el estanque de aves, en tanto que la otra, de aspecto más solemne, acorde con la historia, alberga las estatuas de Valentín Lamas Carvajal y Javier Prado Lameiro. El botánico original contó con hasta 200 especies diferentes y un herbario que dispuso de alrededor de medio millar de plantas.

Además de zona de paseo y de disfrute del tiempo libre, O Posío ha sido sede tradicional de gran número de actividades dedicadas a todos los públicos. Si medio siglo atrás era campo de gimnasia para las chicas de la Sección Femenina, actualmente alberga durante los veranos clases de gimnasia de mantenimiento para mayoers e incluso de tai chi, así como iniciativas dedicadas a los niños. Durante las fiestas mayores tienen lugar allí algunos espectáculos y conciertos.

En el ámbito festivo vivió su momento de máximo esplendor en la segunda mitad del pasado siglo. Los mayores recuerdan los espectáculos del Corpus, con verbenas y conciertos populares que congregaban a miles de personas. La época durada coincidió con el Festival del Miño, que posibilitó la venida a Ourense de centenares de cantantes, grupos y autores, algunos consagrados y otros noveles, muchos de los cuales se convertirían en primeras figuras de la canción con el paso del tiempo.


CAPITAL MUSICAL

El certamen, que tuvo vida hasta 1970, convertía cada año a Ourense en la capital musical durante unos días, en una época en la que había una enorme profusión de concursos de similares características. La televisión, los enviados especiales de la prensa rosa -que entonces eran mucho menos, pues ese apartado lo cubría exclusivamente la prensa escrita semanal-, presentadores famosos, como el madrileño Miguel de los Santos, entonces destacada figura de la la radio y la televisión, o la también madrileña Marisa Medina, la más famosa de las presentadoras de TVE en aquella época, junto con representantes del mundillo artístico y musical, creaban un ambiente especial durante unos cuantos días.

Un jovencísimo César Ansias, -entonces- tiene entre los principales recuerdos vinculados a O Posío, las verbenas del Corpus, sobre todo 'o esforzo dos rapaces e mozos para colarnos, intentando saltar a verxa da parte inferior. Alí estaba de vixiante 'O Veneno', un garda civil, cun mal xenio impresionante que corría tras de nós para impedilo. No intento quedaron enganchados cachos dos pantalóns de moitos adolescentes'. Recuerda Ansias que entre el Festival, verbenas y conciertos, 'eran cinco ou seis días a todo trapo', de un gran ambiente festivo.

La memoria hace sonreir a Modesto Feijóo antes de exclamar '¡uff!'. 'Nunha desas verbenas conseguín ir ca que hoxe é a miña muller; era a primeira vez que a deixaban sair de noite, cas amigas, claro, ainda que logo nós despistámonos. Qué complicado era todo!', rememora, mientras sonríe, aunque no duda que 'había un gran ambiente'.

Durante una época, en los domingos de primavera había asalto-baile, con una orquesta contratada por el ayuntamiento, al que acudían adolescentes y jóvenes pagando una módica entrada. Aparte de procurar diversión, la iniciativa tenía otro objetivo, que era el de allegar fondos para las fiestas mayores.

Te puede interesar