El colapso que se vive en la concesión de licencias de obra y de apertura de negocios, facilitado en este último caso por la comunicación previa que permite abrir antes de recibir los informes, encuentra su punto álgido en el caos de las terrazas en la ciudad. La ausencia de ordenanza de veladores, que un mandato más ha sido incapaz de aprobar el Concello, crea casos controvertidos. Como el de Jorge Gonzalves, propietario del Bar O Rosal, en la esquina de la praza das Mercedes. Lleva dos años y medio para que el Concello resuelva repartir el espacio en la plaza -compartido con los bares adyacentes que ya tienen terraza- para poder instalar unas mesas. Llevó a juicio al Concello y mientras, este verano, de palabra, le prometieron que podía instalar tres mesas en agosto mientras se resolvía el expediente, que prometía estar en septiembre. Pero las puso un martes y el lunes siguiente ya vino la Policía Local a levantárselas. Ni una semana. No sabe si un vecino u otra persona llamó para quejarse, pero tuvo que desmontar todo.
“Eu desconfío xa de todo, aquí hai unha mafia. Pero non vou parar, se non hai terraza para min non a vai haber para ninguén, non é xusto”, clama Gonzalves, que ve “incomprensible” estar dos años y medio luchando por la propia supervivencia de su negocio ante la inacción municipal. “Eu non pido máis do que podo ter. Non quero 20 mesas, pero non pode ser que non poida ter nin unha e outros por aí teñan, 10, 15 ou 20. Non é xusto, uns teñen todo e outros, nada. Isto é unha mafia”, continúa, profundamente ofuscado. Y avanza que tomará otras medidas más drásticas si no se resuelve.
