Con el inicio de la campaña de vacunación contra el covid, las autoridades sanitarias pusieron sobre la mesa la necesidad de alcanzar la inmunidad de rebaño o de grupo para reducir al máximo la transmisión del virus. En un inicio, los expertos la calcularon en el 70% de población con pauta completa en una región o país, pero en las últimas semanas, la tasa ha aumentado hasta más del 80%. ¿Por qué?
El catedrático emérito de Medicina Preventiva de la USC Juan Gestal explica el cambio de paradigma: “Al principio los cálculos se hicieron en base al número reproductivo instantáneo (número de personas a las que contagia un positivo) del momento, que era 3. La variante delta tiene un número reproductivo de 5 a 8, lo que implica que la inmunidad de grupo oscilaría entre el 80 y el 88%”. Los expertos, de hecho, insisten desde hace meses en la importancia de poner freno a los contagios masivos, ya que cuanto más circula el virus más probable es que aparezcan nuevas cepas con mayor potencial infeccioso o, incluso, con capacidad para burlar la protección generada por la vacuna en los inmunizados.
África González, catedrática de Inmunología de la Universidade de Vigo, apunta otro de los motivos del aumento de la inmunidad de grupo: las vacunas “no son esterilizantes”. “Una persona inmunizada puede infectarse y seguir contagiando a otros, aunque lo haga de forma asintomática o muy leve”, señala. La quinta ola lo demostró, ya que si bien la explosión de contagios se dio entre personas jóvenes, no vacunadas, con el paso de las semanas también se vieron afectados los grupos ya inmunizados.
Más allá del grupo
Los expertos coinciden en priorizar la finalización de la campaña de vacunación, cuanto antes. “Es una forma de proteger también de muerte, enfermedad y secuelas a aquellos colectivos que no pueden vacunarse (en tratamiento inmunosupresor, trasplantes, cáncer…), niños o personas que no han querido hacerlo”, recuerda la inmunóloga África González.
Además, Gestal señala otra cuestión importante: la inmunidad del resto del mundo. “Mientras no se consiga la inmunidad de grupo en todos los países no terminará la pandemia. Debemos compatibilizar el acabar con nuestra población con ayudar a los países con menos recursos”, defiende
