Ordelles clama por la convivencia

photo_camera 80 vecinos de Ordelles se concentraron en el pueblo para protestar contra dos de sus vecinos que, según los manifestantes, llevan años agrediendo, insultando, acosando y denunciando al vecindario, que solo desea la tranquilidad.  
En la tarde de ayer, 80 vecinos de Ordelles se concentraron en el pueblo para protestar contra dos de sus vecinos que, según los manifestantes, llevan años agrediendo, insultando, acosando y denunciando a un vecindario que solo desea la tranquilidad.

Las vecinas y vecinos del pueblo de Ordelles, en Pereiro de Aguiar, se concentraron ayer en una manifestación, no de tintes políticos al uso, sino para intentar resolver una problemática de convivencia con dos de sus habitantes, a los que señalan como presuntos responsables de intentos de atropello, insultos, daños en propiedades y agresiones a vecinos y a animales sin motivación alguna.

Contando con pancartas y  la presencia de agentes de la Guardia Civil, 80 personas marcharon pacíficamente en este pueblo de 90 habitantes. Los asistentes alzaron sus voces y recorrieron las vías de la villa para exigir una solución a una situación límite que, tras cuatro años de conflicto vecinal, está pasando factura a la salud física y mental del vecindario, como dice una de las manifestantes, Fátima Pereira.

“Al principio nos llevábamos muy bien, pero no sabemos por qué de un día para otro cambiaron”, explica Pereira, señalando un brusco cambio de actitud en el matrimonio que, como comentan decenas de vecinos, los tienen en constante estado de alerta. “Estamos aquí para pedir paz y tranquilidad, respeto para la gente en general y sobre todo para la gente mayor que no se puede defender”.

Precisamente, una de estas vecinas más mayores, María Juana Gómez, asegura que el hombre la persiguió con el coche en dos ocasiones. Afirma que después del susto, tiene problemas cardíacos.

Estos hechos desembocaron en una serie de denuncias cruzadas, de los vecinos a este matrimonio y viceversa. Entre sentencias y recursos, los habitantes afectados comentan que “es nuestra palabra contra la suya”, por lo que ya están pensando en recurrir a cámaras y grabadoras para conseguir pruebas fehacientes en su defensa.

A Juan Carlos Fernández, que vive puerta con puerta junto a la pareja que motivó la protesta, le extraña que el hombre al que acusan, un “procurador”, dé tantos problemas: “Parece mentira que un tío que trabaja en la Justicia se meta en estos berenjenales”.

Por su parte, el vecino, presunto responsable de estos delitos, aduce que la situación es inversa: él y su familia son los que están sufriendo el acoso de sus convecinos. “Que me explique cómo puede acosar un pueblo a una persona cuando aquí vive gente de 80 y 90 años”, argumenta Fernández.

Por otra parte, Fernández dice que se reunieron dos veces con los acusados para dialogar, con la mediación del alcalde de Pereiro de Aguiar, Luis Menor, pero “fue inútil”.

Después de esta demostración, Juan Carlos Fernández seguirá con los procesos judiciales pendientes, pero tiene claro el objetivo: “Queremos que ellos vivan su vida y que no se metan con nadie, nada más; este señor está estropeando todo un pueblo”.

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