FORO LA REGIÓN

Paco Pardo: “Creemos en la justicia, no pensamos que ésta sea un cachondeo"

Los periodistas Tomás-Valiente y Paco Pardo acaban de publicar "La justicia y sus puñetas". Pardo desentrañará hoy, en el Centro Cultural Marcos Valcárcel, a las 20,30 horas

Quince años después de escribir su primer libro, "Antología del disparate judicial", los periodistas Tomás-Valiente y Paco Pardo acaban de publicar "La justicia y sus puñetas". Pardo desentrañará hoy, en el Centro Cultural Marcos Valcárcel, a las 20,30 horas, dentro del Foro La Región, algunas de las sentencias más llamativas recogidas en el libro.

Las puñetas, ¿son para reír o para llorar?

Es para acercar un poco más la justicia al ciudadano con humor cuando se puede, con ironía casi siempre,  y con respeto siempre. Lo que pasa es que muchas veces cuando empiezas a ver los casos, ese humor más que humor dan ganas de llorar o echar a correr. Al tiempo que hacemos crítica al poder judicial, también queremos que el ciudadano vea que a veces hay muchas disparates, pero la mayoría no es así.

¿Qué hizo saltar la chispa para este segundo libro?

Hablamos de los casos del año 2000 hasta 2015, y ahora, a diferencia de los años que abarcamos en el primer libro, resulta más difícil encontrar disparates, aunque los hay. La chispa fue en la apertura del año judicial en 2014, con algún despiste por parte del rey Juan Carlos. Nos miramos Quico y yo, y pensamos por qué no hacer un segundo libro.

La gente tiene la idea de que la justicia no está siendo demasiado justa, ¿es sólo una sensación?

Es una sensación. Es verdad que la justicia tiene muy mala prensa, por varias razonas, algunas esas sentencias clamorosas que narramos  y que son  superarbritarias. Pero en la mayoría de los casos, los jueces hacen muy bien su trabajo.  Nosotros creemos en la justicia, no pensamos que sea un cachondeo. Luego hay casos, como el sucedido en el hospital de Ourense que deja claro que hubo un fallo del sistema policial y judicial de este país.

¿Qué puñeta os impresionó más?

La de un albañil que se cayó de un andamio y quedó tetrapléjico. Un primer juez condenó al arquitecto y al constructor a pagar una fuerte indemnización, reconociendo al propio trabajador un 40 por ciento de culpa. La Audiencia de Barcelona consideró que la sentencia no era acertada, la revocó, y culpó tan sólo al trabajador, que se quedó sin nada.

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