PXOM y retraso en licencias complican los fondos europeos

La falta de Plan de Urbanismo actualizado (el vigente data de 1986), el retraso en la aprobación del Pepou (el nuevo PERI del Casco Vello) y la parálisis en la Concejalía de Urbanismo empiezan a perfilar que la ciudad se puede quedar fuera de las ayudas de los fondos europeos Next Generation para desarrollar vivienda social y rehabilitar edificios. Esto sucede justo cuando Cáritas Ourense ha alzado la voz ante la “incontable” lista de espera de personas con pocos recursos para poder acceder a una vivienda social, así como la urgencia de reformar otros pisos para adecuarlos para alojar a personas en emergencia social. “No vamos en plazo”, alerta Benito Iglesias, presidente de la Federación Galega de Empresas Inmobiliarias (Fegein) y director general de cooperativa de viviendas NaviaBI. En Ourense ciudad, solo el 17,1% de personas puede acceder a una vivienda de alquiler de protección oficial, según Fegein, mientras que el 49,3% puede disponer a una vivienda en propiedad si es de protección oficial. Por otra parte, el 34% de hogares ourensanos están en una vivienda de más de 50 años de antigüedad, todas ellas, “susceptibles de rehabilitación”, en total, 14.569 viviendas en la urbe. La habitabilidad del Casco Vello, que hace una década albergaba al 8,8% de los habitantes de la ciudad, ha caído hasta el 5,6%: “Y eso que el uso principal en el Casco Antiguo es residencial en un 95,23%”. REPARTO DE AYUDAS El Consejo de Ministros aprobó la semana pasada la distribución de los 1.889 millones de euros de los fondos europeos Next Generation para vivienda. En Galicia, se repartirán 81,1 millones para rehabilitación y 29,2 millones para alquiler social. Estas partidas deberán estar ejecutadas antes de 2026, por lo que desde Fegein consideran que con el panorama actual, la ciudad o bien quedará fuera de las mismas o podría verse obligada a devolver las ayudas que reciba, como ocurrió con la subvención de la Plaza de Abastos. Ni hay visos de aprobar el PXOM “antes de año y medio, por lo menos”, dice Iglesias, ni hay plan todavía para el Casco Vello. Y para más inri, la Concejalía de Urbanismo sigue en la parálisis. Según Fegein, el tiempo de espera que soporta ya una persona física o jurídica por una licencia de obra es de 18 meses en Ourense, el tiempo más elevado de todas las ciudades gallegas, junto a Ferrol. En Lugo (16 meses), Pontevedra (14), Vigo (11) y Santiago y A Coruña (10 cada una), los plazos son inferiores. No salen las cuentas para aprovecharse de unas ayudas que Fegein le parecen “insuficientes” para Galicia al ser porcentualmente la comunidad con más vivienda vacía y pendiente de reforma. “La finca Santamariña debe aprovecharse para crear viviendas de protección oficial” El presidente de Fegein, Benito Iglesias, muestra sus propuestas para intentar sacar del atolladero a la ciudad y, de paso, da un tirón de orejas al gobierno local. “La finca Santamariña debe ser aprovechada para viviendas de protección oficial autonómica en sus tres segmentos: régimen especial, régimen general y concertado en régimen de cooperativas de Viviendas de Protección Autonómica. Hay que dejarse de utopías como rascacielos y demás absurdos”, manifiesta. Y es que los jóvenes ourensanos y las familias con rentas bajas necesitan viviendas acordes a sus ingresos reales, como también ha alertado Cáritas. Más allá de esta propuesta, desde Fegein lanzan otra batería de actuaciones. Exigen mejorar la regulación de licencias urbanísticas mediante una ordenanza de Simplificación de Trámites Urbanísticos; un incremento de la cuantía de las bonificaciones sobre el Impuesto de Construcciones, Instalaciones y Obras (ICIO) y acelerar la tramitación de ayudas para rehabilitación; estímulos al alquiler y obra nueva con una reducción hasta el 4% del IVA e Impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales a la vivienda; transformación digital en los departamentos urbanísticos, agilizar las revisiones de los planes urbanísticos y la creación de juntas de compensación y proyectos de urbanización. “Hacen falta normativas claras, concretas, agrupadas y legibles, todo ello con una ventanilla urbanística y una simplificación administrativa real. No puede ser que se tarde no solo meses, sino años en dar una licencia municipal de obras, reformas o rehabilitación”, sentencia Iglesias. Una “utopía” acceder a ayudas sin un plan urbanístico que tardará dos años En ciudades con un Plan Xeral de Ordenación Municipal desactualizado, desarrollar viviendas de alquiler social es una “utopía” al carecer de encaje urbanístico, manifiesta Benito Iglesias, lo que amenaza con dejar de nuevo a Ourense en “el furgón de cola”. “Gane quien gane las próximas elecciones, hay que apobar el Plan General, y aún así hasta un plazo dos años no lo habrá. Llegaremos a estas ayudas con la lengua fuera”, advierte Iglesias. “La gente debe pensar que el Plan General es clave para el empleo, para asentar suelo comercial, residencial, industrial…”. Un año y medio para conceder licencias de obra en la urbe Aparte del PXOM, el Plan del Casco Vello (futuro Pepou) está todavía en fase de redacción, y de no aprobarse antes de terminar 2023, un plazo que parece difícil de cumpli, el Concello podría perder competencias en la gestión de la zona histórica. Esto complicaría todavía más el acceso a las ayudas para la rehabilitación. A esto se suma la dilación en las licencias urbanísticas, de hasta 18 meses de media para cada proyecto. La falta de recursos humanos, la excesiva burocratización y la “falta clamorosa” de digitalización, entre las causas. La ciudad con más edificios para rehabilitar y que deja pasar las ayudas La provincia de Ourense tiene 250 edificios en el circuito de comercialización susceptibles de ser reformados y acogerse a las ayudas de los fondos Next Generation, con un precio medio de 950 euros por metro cuadrado. Hay el doble de edificios que en la provincia de Lugo (125 edificios) y no está muy lejos de las de Pontevedra (375) o A Coruña (450). Por ciudades, Ourense tiene 100 edificios para reformar en el mercado, más que en A Coruña (40), Pontevedra (22), Lugo (40) y Ferrol (75). Solo Vigo (150 edificios) tiene más.