EN LA CIUDAD

¡Qué monada de dulce!

gfgf
photo_camera Roscas y huevos de Pascua de las confiterías ourensanas.

El auge de las torrijas, los deportes y nuevas heroínas se cuelan en los dulces de Semana Santa que preparan tres de las confiterías más antiguas de la ciudad. De generación a generación, los pasteleros se ponen creativos. 

Documentados: padres, abuelos y pasteleros saben que Elsa de Frozen ha dejado paso a Lady Bug y eso no es cosa nimia. Unos y otros están preparados con tiempo para la misión "Semana Santa". El profesional para convertir en chocolate–y con más de un mes de antelación–los dibujos de moda, y el que tiene niños en casa, para dar en el clavo con la mona de Pascua exigida.

"La Patrulla Canina sigue triunfando este año, pero también Bob Esponja, La Guerra de las Galaxias, Mickey y Minnie, Spiderman... y el fútbol", cuenta Pilar Ávila desde la confitería Miguel.

En Milhojas son más de baloncesto. El pastelero, Martín Sousa, ya tiene bien empaquetadas las monas para los chicos del COB. "Vou entregarllas aos xogadores cando rematen o adestramento", dice. Una para cada uno, a ver si les da suerte para el partido de este domingo, precisamente, frente al Chocolates Trapa Palencia.


El misterio de las torrijas


A las monas y a los huevos de Pascua les ha salido competencia. Un dulce típico de muchas festividades se ha puesto de moda este año: las torrijas. "Es que cada año se venden más. Todo el mundo nos pide torrijas. Viene mucho madrileño y, claro, preguntan por lo que es típico de ellos", se sorprende Pilar Ávila, de la confitería Miguel.

En este local de la calle Bedoya la tradición repostera para Semana Santa tiene forma de casita de chocolate, que puede adquirir forma de chalé, mansión o casita de campo. Al gusto del consumidor. "Las hacemos desde hace 50 años, mi padre ya las elaboraba. Van desde una simple fachada a algo más completo. Son como puzles", cuenta la pastelera. "Y el chocolate es del bueno", asegura. Es su homenaje a la Semana Santa más dulce que ha pasado de generación en generación y que cuenta con clientes muy especiales. "Incluso tenemos tres ingleses que se llevan sus figuras. Cada año encargan algo diferente. Esta vez quisieron una casa con caballos y perros", cuenta. Porque "el envoltorio es lo importante". Lo dice la pastelera. Se ve en los escaparates.


Viernes de ceniza, al chollo


La labor de documentación para ser creativos con los postres que exigen pequeños y mayores empieza con tiempo, una dimensión que se mide en "fiestas" para los pasteleros. "El miércols de Ceniza se empieza a repostear. Según acaba el Entroido", explica Martín Sousa, de Mil Hojas.

"Acaban los Reyes y empieza la preparación", dice Pilar Ávila, de confitería Miguel.

En O Couto, las monas se preparan un mes antes. "Junto a las roscas, es lo que más vendemos estos días", destaca Mari Nieves Salgado. El poder llevarse un minihuevo de pascua por 0,20 céntimos o uno más grande por 30 y pico hace que los clientes opten por esta confitería, donde luce una Lady Bug de chocolate en el escaparate. "La que tiene niños, sabe quién es", sonríe la empleada mientras posa con la superheroína de moda que ha desbancado a Elsa de Frozen.

"Nos vamos adaptando a los tiempos", coinciden los pasteleros ourensanos de las confiterías más antiguas de la ciudad. La creatividad no entiende de generaciones. 

Te puede interesar