Las bodas de oro sacerdotales de Lisardo Ramos sirven a los fieles para agradecerle sus desvelos

Santa Teresita homenajea a su querido párroco

Lisardo Ramos Sandiás, junto a unos fieles, en Santa Teresita.  (Foto: Xesús Fariñas)
Más de 250 personas rendirán hoy homenaje a Lisardo Ramos Sandiás en la conmemoración de sus bodas de oro sacerdotales. Párroco de Santa Teresita desde hace casi 44 años, ha sabido conquistar el corazón de sus feligreses ganándose su respeto a base de una vida entregada, ayudándoles desde la discreción en lo espiritual pero también en lo material, ayudándoles a encontrar empleo, pagar deudas y ofreciendo consuelo. Sus fieles le han organizado una misa y una comida en el colegio Divino Maestro.
Quienes le conocen dicen de él que es todo bondad y corazón y, sobre todo, que es una persona entregada a sus fieles de la parroquia de Santa Teresita, en la zona ourensana de A Ponte. A estos feligreses, Lisardo Ramos Sandiás lleva ofreciéndoles su ayuda como párroco desde hace ya casi 44 años. Aunque son muchos los que han salido de un apuro económico o laboral gracias a su empeño y su ayuda, don Lisardo, como así le llaman, jamás les ha pedido nada a cambio, sólo que sigan por el buen camino para convertirse en gente de provecho.

A su cargo tiene cerca de 12.000 fieles y a una gran mayoría los conoce como si vivieran en su misma casa. Conocer del contexto de cada uno de ellos le ha permitido hacer grandes obras morales, espirituales y materiales entre sus feligreses pero siempre con el silencio como máxima pues, salvo los propios interesados, nadie cono ce sus numerosas obras.

Su corazón se verá hoy recompensado con la conmemoración de sus bodas de oro sacerdotales. A las 12.30 horas se celebra una misa en la parroquia de Santa Teresita y después, unas 250 personas compartirán con él una comida en el colegio Divino Maestro, mostrándole su apoyo porque, como Margarita Dopereiro dice, ‘queremos agradecerle que haya nacido y crecido con y para nosotros’. Esta joven lo define como ‘ordenado, meticuloso y muy difícil de enfadar y, aunque parece serio, es un ser cercano que vive para entregarse a los demás. Los niños lo adoran y siempre trata de apaciguar los ánimos’.

Junto a él trabaja desde hace poco más de un año Francisco Manuel Martín, quien asegura que ‘desde que llegué a la parroquia nunca encontré dificultades para llevar a cabo mis iniciativas. Posee una memoria prodigiosa y los fieles le responden porque él sabe comprenderlos’.


‘No pienso jubilarme porque quiero ayudar a los demás’

¿Cómo define estos años en Santa Teresita?

De satisfacción por el deber cumplido, el de ayudar a la gente a vivir mejor en lo espiritual, en lo moral o en lo material. Soy una persona activa y seguiré dedicándome a los fieles de la parroquia porque hoy no pienso en jubilarme todavía. Seguiré entregando mi ayuda a quien me la pida.

¿Cómo recibe el homenaje que le brindan sus fieles?

Con mucha ilusión aunque yo no estaba para estas cosas; pero viendo el esfuerzo de todos, no quise entorpecer su labor y lo recibo con agrado.

Destacan de usted su entrega, su bondad y su prodigiosa memoria.

No tanto, me voy defendiendo aunque esta parroquia ha ido creciendo mucho. Conozco a muchos de mis fieles y también hay gente que veo poco porque trabajan de la mañana a la noche pero es una parroquia activa, con gente humilde y de buena posición también. A muchos padres los conozco por los niños de catequesis.

¿Ha cambiado mucho esta parroquia?

Vamos cambiando todos porque no podemos seguir como estábamos hace 30 años puesto que el modo de vida y los modelos de familia eran distintos. Ahora hay una vida mejor porque hay gente más preparada. Los jóvenes se acercan a la Iglesia aunque de otra manera.



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