El tren descarrilado que cubría el pasado viernes el trayecto Barcelona-Vigo, a la altura de Quiroga (Lugo), provocó hasta cinco supresiones de servicio por el desprendimiento de piedras que hizo que la vía quedase interceptada en este tramo, justo después de la parada en A Rúa y antes de llegar a la estación de Monforte. Adif reestableció la circulación a las 11,00 de la mañana de ayer, catorce horas después del suceso, y limitó la velocidad en ese punto a 30 kilómetros por hora. La conselleira de Infraestructuras, Ethel Vázquez, urge al Ministerio de Transportes “explicaciones” sobre la seguridad de la vía tras este incidente, en el que no hubo heridos.
A las 00,39 horas, tras casi cuatro horas parados, una viajera del tren explicaba a este periódico que acababa de llegar el tren que les transbordaría a Vigo y a Monforte de Lemos, y de ahí, en otros servicios ferroviarios o autocares con destino a los diferentes puntos. Entre los 162 viajeros, había algunos con parada en Ourense, Santiago o A Coruña. “Fueron poco a poco y ayudando a la gente con las maletas en la vía. Mi madre llegó a Santiago a las cuatro de la madrugada”, cuenta una de las afectadas.
“El ministerio debe garantizar la seguridad al 100% en las líneas”, dice la conselleira, para quien el Gobierno central “está tardando en ofrecer información”.
Además del Alvia del descarrilamiento, el incidente obligó a suprimir un media distancia que cubría el trayecto Ourense-A Coruña el viernes. Y ayer, otros tres trenes: los viajeros del Alvia Vigo-Barcelona de las 6,30 horas han tenido que viajar por carretera entre Vigo y Ponferrada. Ya de Ponferrada a destino, el viaje continuó en tren. También se suprimió el Regional de las 6,15 horas de Ponferrada a Ourense, cuyos viajeros han realizado el trayecto por carretera; y el Alvia de Vigo a Barcelona de las 7,42 horas, cuyos clientes también llegaron por carretera a su destino final.
