JUICIO

Dos vecinos dan coartada al acusado de un atraco

photo_camera El inculpado, ayer en la vista oral. (MARTIÑO PINAL)

El menor, al que asaltaron con una pistola, lo reconoció sin dudarlo. 

Roberto González Gómez aseguro que no estuvo en las termas de A Chavasqueira el 29 de agosto del pasado año sobre las siete de la tarde. Más aún, dice que no ha ido en los últimos dos años. Esa tarde, según dijo ayer ante la jueza del Penal 2, estuvo comprando un pantalón vaquero en el centro comercial Ponte Vella. Una pareja de vecinos de Cerreda, en Nogueira de Ramuín, comparecieron para confirmar que así fue. Mientras el testigo dice que se fue a tomar un café, la mujer asegura que de fue de compras con el inculpado en un robo con intimidación y uso de armas.

Pero el joven de 16 años que fue atracado cuando se dirigía a la parada de autobús volvió a reconocer por tercera vez (también lo hizo en el álbum policial y en rueda) al acusado como unas de las dos personas que lo atracaron. La víctima, que testificó por videoconferencia, no lo dudó. Según dijo ayer, Roberto González fue la persona que le apuntó con una pistola para robarse los cinco euros que llevaba en una cartera así como el teléfono móvil. Aunque, el día de los hechos su look era diferente: "Tenía el pelo moreno con mechas rubias en la parte delantera del pelo e iba con bermudas de color granate".

Según los testigos que ayer declararon, el acusado a finales de agosto no llevaba mechas rubias. El hombre que lo exculpa dice que ese verano llevaba una cresta de mohicano pero que él mismo le cortó el pelo el día 15.

La pareja que vive en el mismo pueblo que el inculpado enfatizó el hecho de que él no había podido ser el autor del atraco porque la tarde en la que ocurrió habían estado en todo momento a su lado. Más aún, aseguraron tener una especial querencia por el acusado porque , por su aspecto físico- el cuerpo lleno de tatuajes- provoca rechazado en el pueblo en el que viven.

La fiscal reclamó una pena de cinco años de prisión, además de los cinco euros y el móvil que le fueron arrebatados al menor.

Por su parte, el inculpado aprovechó su última intervención para reclamar la inocencia. Reconoció que en otras ocasiones sí había cometido robos con intimidación pero no así en agosto de 2013. "Cuando lo hago, lo reconozco", dijo.

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