Amigos da Terra y la Escuela Antonio Faílde echan en falta el apoyo social e institucional en sus programas de cooperación

El voluntariado baja en Ourense, pero la provincia atrae al de otros países

César Taboada imparte clases de diseño a universitarios de La India. (Foto: Archivo)
Cuando un voluntario sale de su país para dirigirse a otro, generalmente tercermundista, se da cuenta tras conocer la situación de pobreza que se vive en esos territorios, que a su maleta no le faltan cosas, más bien le sobran. Así, una minoría de la población ourensana aprovecha los meses estivales para cambiar la tranquilidad de la playa por la mochila al hombro para ofrecer su ayuda incondicional a los que más lo necesitan.
Sin embargo, parece que el ímpetu asistencial de los ourensanos no es suficiente. Por lo menos así lo afirma Ángel Dorrio, el coordinador del Servicio de Voluntariado Europeo de la organización ecologista Amigos da Terra, una de las entidades de la provincia, junto con Cruz Roja, que más esfuerzos realizan en cuanto a la promoción y difusión del voluntariado.

Para Dorrio, en la actualidad existe más demanda de voluntarios europeos que quieren venir a Galicia, que voluntarios ourensanos dispuestos a dejar su país para entregarse a una labor asistencial.

Esta situación se la achaca principalmente a un problema cultural, 'pues mientras en los países europeos los jóvenes están más acostumbrados a salir fuera de su país, en Galicia la juventud es más costumbrista y más reacia a cruzar las fronteras'. Sin olvidar que en países como Francia, los jóvenes disponen de un año sabático antes de iniciar la universidad.

En la actualidad, la entidad cuenta con voluntarios ourensanos en Rumanía, Reino Unido y Francia, mientras que en contraparte una joven francesa de 26 años, Lucia Allain, lleva desde el mes de mayo en Ourense, colaborando con los proyectos que la entidad tiene en el Centro de Educación Ambiental 'As Corcerizas', y que justo esta semana concluyó una actividad consistente en un campo de trabajo sobre bioconstrucción sostenible con materiales no contaminantes.

La ourensana María Durán, de 27 años, actual responsable del área de residuos de Amigos da Terra, conoce bien los entresijos de ser voluntario en otro país. Hace poco colaboró en un proyecto ambiental y de integración social en un pequeño pueblo de 300 personas en la Dordoña francesa, 'donde logramos transformar una aldea abandonada en un pueblo con futuro donde ahora viven muchos extranjeros'.

En la misma linea se encuentra Judith Sing, quien ha participado en proyectos de cooperación en los ámbitos de la educación y el medio ambiente en países como Salvador y Nicaragua.

Otras instituciones ourensanas también unen esfuerzos con entidades extranjeras para poner en marcha proyectos de voluntariado independientes. Una de estas entidades es la Escuela de Arte Antón Faílde, que año tras año envía, ya sea de forma independiente o en colaboración con la Consellería de Educación, a profesores para impartir curso gratuitos en países en vías de desarrollo. De hecho, esta semana el director del centro, César Taboada, acaba de regresar de la India de impartir cursos de diseño gráfico, grabado e ilustración a estudiantes de distintas universidades del país asiático, como lo son la Jawaharlal Nehru University, de Nueva Delhi, o las facultades de Bellas Artes de Jadavpur y Santiniketan, en Bengala, esta última fundada por Rabindranath Tagore.

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