Los votantes del extranjero

Silvana Reynoso - Argentina “La medida está bien, pero echamos en falta más información” Silvana Reynoso vive en Buenos Aires y es la presidenta del Centro Partido de O Carballiño en Argentina. Sobre esta medida, a la que se refiere como “voto no rogado”, celebra que “el simplificar, sobre todo para las personas mayores, siempre ayuda”. Además, la eliminación de todos los trámites previos provoca en los electores residentes en el extranjero “una mayor tranquilidad”. Reynoso va más allá y entiende que el voto rogado es “un fastidio y una falta de derecho”. Aunque apoya la nueva medida, reclama más puntos de votación e información. “Si esta es la quinta provincia, es una contrariedad poner tantas trabas para que las personas puedan ejercer su derecho a voto”, explica Reynoso. También solicita más información por parte de las administraciones españolas, ya que “está muy bien que yo tenga esta posibilidad, pero, ¿a dónde tengo que ir? ¿Qué tengo que hacer? Por eso, estaría perfecto que se enviase información tanto a los ciudadanos como también a los propios centros en el exterior”, manifiesta. Ejemplifica esta casuística con otro tipo de talleres, en los que reciben una charla o un vídeo para poder entender cómo funciona, por lo que pide que, para esto, una vez sea una realidad, debe seguirse el mismo procedimiento. Además, desde los centros se encargarían también de distribuir esa información y de crear materiales complementarios para hacer más fácil entender la nueva normativa. En resumen, Reynoso celebra “el empujón a la participación que dará esta medida, ya que había mucha gente que se había acostumbrado a no votar y con esto es probable que se animen; aunque es necesario que nos envíen información”. Noemí Cendón - Venezuela “El voto rogado hizo que se desplomase la participación aquí” Noemí Cendón es la recién elegida presidenta de la Hermandad Gallega de Venezuela y es la primera mujer que ostenta este cargo. “Nosotros hemos luchado mucho por la eliminación del voto rogado, que no ha sido más que un obstáculo para los que residimos en el exterior hemos tenido a la hora de poder ejercer nuestro derecho al voto”, comienza Cendón. Su experiencia con el voto rogado dista mucho de ser buena, en un país que “tenemos un sistema de correos muy precario y que hacía que muchas veces los votos no llegasen”. Lo que esto provoca es que “la gente no esté ilusionada, se desmotive, y tome como costumbre el no ir a votar por todos los problemas que generaba el proceso”. Como ejemplo, indica que “hubo algunas elecciones en la pandemia en las que, desde Venezuela no se emitió ni un solo voto”. “La propia palabra lo indica, los que vivimos fuera tenemos que rogar que se nos permita votar, algo que es incoherente con los derechos de las personas”, manifiesta. Así, entiende que la comunidad española en el exterior celebrará que se elimine esta medida y advierte que la participación irá incrementándose con el tiempo: “Cuando se instauró el voto rogado, la participación aquí se desplomó. Una vez desaparezca, puede que en las primeras elecciones no se note mucho, pero estoy segura de que cada vez serán más los que se animen a ir a votar”. Además, hace hincapié en que “a los partidos les interesa hacernos llegar la información y cuáles son sus proyectos, porque si la gente que vivimos en el exterior nos movilizamos gracias a ellos y a los centros que hay aquí, hay un gran número de votos en juego”. Igor Miranda - Suiza “Antes nos llegaban los papeles después de las elecciones” Igor Miranda vive en Basilea y trabaja en la industria. Sobre esta anulación del voto rogado cuenta que “si se puede votar de una forma más fácil, ¿por qué no hacerlo?”. Además, en su caso es especialmente relevante el problema que le suponía ejercer su derecho al sufragio pasivo, ya que, “desde la crisis de 2008, se cerró el pequeño consulado que teníamos aquí en Basilea y nos obligaba a desplazarnos a Berna, la capital, y hacer 120 kilómetros”. Este ourensano cuenta que el proceso era “trabajoso, y se necesitaban dos envíos para poder hacer efectivo el voto”. Y va más allá, ya que “no sé como es en otros países, pero aquí tenías que pagar todo de tu bolsillo: sobre, sello…”. Además de este proceso engorroso, también explica como, en algunas ocasiones, las papeletas le llegaron a su domicilio “después de haberse celebrado las elecciones”, lo que supone un agravio comparativo respecto a la población residente en España. La falta de información también es un problema en Suiza: “Si no te enteras por tu cuenta, nadie se preocupa por hacerte llegar la información, y para recibirla en un consulado, volvemos a lo mismo, tenemos que recorrer 120 kilómetros para ir a la Embajada y perder un día entero”. Igor Miranda celebra la nueva medida y explica que esto “es un incentivo para que todos los que vivimos fuera participemos de las elecciones de nuestro país, que es lo lógico”. Explica que “el voto es un derecho fundamental de todos los ciudadanos, por lo que no puede ser que a los que estamos en otros países nos sea más difícil votar”.