Bruselas se suma a la 'revolución' de los llamados huertos urbanos

Bruselas, como otras grandes urbes, vio surgir en los últimos años infinidad de iniciativas para llenar la ciudad de huertos: algunos se comparten entre vecinos, otros se improvisan en tejados y balcones; todos ellos representan una 'revolución' ecológica y social.
El interés por cultivar en la ciudad es relativamente nuevo, coincidiendo con la explosión de la cultura 'ecológica' y el deseo de consumir productos orgánicos. En Bruselas el fenómeno comenzó a mediados de los años noventa, cuando las autoridades regionales empezaron a ceder a los particulares parcelas individuales en suelo público a cambio de un alquiler 'simbólico', que asciende a 12 euros anuales, explica Myriam Depessemier, de la agencia de Medio Ambiente de la región.

Las únicas obligaciones de los beneficiarios consisten en destinar el 80% del terreno a algún tipo de cultivo y no utilizar pesticidas.

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