El Gobierno y representantes sociales crean una plataforma para frenar el consumo del alcohol

Seis de cada diez menores se emborracharon alguna vez

María del Carmen Granado, presidenta de la comisión mixta Congreso-Senado y la ministra, Leire Pajín. (Foto: J. CARLOS HIDALGO)
Seis de cada diez jóvenes de entre 14 y 18 años reconoce haberse emborrachado alguna vez y más de la mitad haber tomado cinco o más consumiciones en unas dos horas, según la última encuesta sobre el uso de drogas realizada a estudiantes de secundaria. La ministra de Sanidad, Política Social e Igualdad, Leire Pajín, avanzó algunos datos de 'Estudes', realizada entre 2010 y 2011, para destacar la importancia del acuerdo social subscrito ayer por el Gobierno, el Parlamento y la sociedad civil contra el consumo de alcohol en menores.
'Todos tenemos implicación porque en la sociedad adoptaremos una alta tolerancia social y de normalización con el consumo de algunas sustancias', señaló Pajín, y que el alcohol es la sustancia más extendida entre menores y que se produjo un ligero aumento del número de jóvenes que lo probaron.

El 73,6 % de menores dice haber consumido bebidas alcohólicas en los últimos doce meses y el 63% en el último mes, y la edad media de inicio del consumo son los 14 años, reseñó. 'No es un problema exclusivo de jóvenes, sino de toda la sociedad', enfatizó y presidió la firma del acuerdo social, junto a los portavoces parlamentarios de la Comisión Mixta para el Estudio del Problema de las Drogas.

Representantes de ONG, asociaciones de padres y consumidores, empresarios -productores, distribuidores y vendedores de bebidas alcohólicas-, sindicatos y medios de comunicación suscribieron un manifiesto para impulsar iniciativas y lograr 'consumo cero' de alcohol en los menores.

Crearon una plataforma de trabajo para diseñar campañas para menores y asumen un decálogo de objetivos. Entre ellos, evitar cualquier publicidad o promoción que relacione el consumo de alcohol con éxito social, sexual o con mejora del rendimiento físico, educar en hábitos de salud, informar sobre las consecuencias inherentes a su consumo y dotar de recursos a las familias para incrementar la percepción del riesgo.

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