GASTRONOMÍA

"Cocinando en el fin del mundo", los cocineros que modernizaron Galicia

Las imágenes se grabaron en el contexto de una crisis económica que se llevó por delante algunos restaurantes

Hace 15 años nueve cocineros siguieron el lema "la unión hace la fuerza" para situar a Galicia en el mapa gastronómico español más allá del "polbo á feira" y crearon el Grupo Nove, una asociación que sentó un precedente en el sector y a la que se dedica el documental "Cocinando en el fin del mundo".

Esta película coral, que se estrena hoy en Culinary Zinema del Festival de Cine de San Sebastián, es la historia de un caso de éxito a través de un camino pedregoso, porque "Galicia estaba centrada en una cocina de producto, muy tradicional" y no era fácil convencer al comensal de que se podía evolucionar como lo habían hecho otras regiones.

Así lo recuerda Pepe Solla, al frente de Casa Solla, con una estrella Michelin en Poio (Pontevedra), quien junto con otros colegas impulsó una asociación que ha prestigiado la nueva cocina gallega dentro y fuera de su ámbito y ha reivindicado el orgullo por el producto autóctono y el trabajo de agricultores, ganaderos, pescadores y mariscadores.

Ellos también son protagonistas de "Cocinando en el fin del mundo", desde el criador de vacas de raza vianesa al viticultor de la Ribeira Sacra que cultiva en unas laderas tan escarpadas que el cuidado y la vendimia de los viñedos se convierten en un ejercicio de funambulismo, casi tan arriesgado como el trabajo de los "percebeiros".

"Al principio pensábamos centrarnos en la vida en las cocinas, pero cuando hablamos con los cocineros antes de rodar enfocaban las conversaciones en el producto. 'Sin él no somos nadie', decían", explica a Efe Alberto Baamonde, director del documental producido por EsmerARTE.

Con ese enfoque se abordaron los tres años de rodaje al lado de cocineros y productores, que han hecho de "Cocinando en el fin del mundo" un relato apegado a una realidad agridulce: la de quienes tuvieron que ganarse el respeto de un comensal que les tachaba de "caros y escasos", recuerda Javier González (A Rexidora, Ourense), y la de quienes se empeñaron en recuperar alimentos locales.

Las imágenes se grabaron en el contexto de una crisis económica que se llevó por delante algunos restaurantes y que obligó a otros a transformarse, pero lo que ha quedado es un Grupo Nove crecido -hoy lo integran 22 cocineros- y que ha creado un precedente en el sector porque se basa en la pasión por el oficio, el orgullo por la tierra pero, sobre todo, en la amistad.

"Sois una verdadera hermandad", resalta en el documental el chef asturiano Marcos Morán (Casa Gerardo), y coincide Pepe Solla: "Grupo Nove lleva 15 años y no es fácil porque somos competencia directa los unos de los otros. Sería muy complicado seguir juntos si no hubiera una buena relación humana detrás".

Fuera de Nove hay muchísimos cocineros cuyo trabajo no desdeñan, pero a la asociación se la ha reprochado en alguna ocasión cierto elitismo, algo que Solla niega: "No somos un grupo de restaurantes gastronómicos, somos cocineros, y aquí cabe también uno que haga unas tapas estupendas".

Predicando la modernidad y pregonando la nueva cocina gallega por doquier desde "el cariño, el respeto y la admiración hacia los compañeros", el Grupo Nove se ha ganado la consideración de colegas que, como Joan Roca (El Celler de Can Roca), alaba el trabajo de quienes asumieron que "hacía falta interpretar la gastronomía gallega con ojos de modernidad".

Para "dejar constancia" de esa andadura y "llegar a más gente" se embarcaron en un documental que ha comprado una distribuidora francesa y que aspira a proyectarse en más festivales de cine, aunque estrenar en Culinary Zinema es "un sueño", dice Solla, quien junto con sus compañeros ofrecerá una cena en el Basque Culinary Center para plasmar en el plato sus convicciones.

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