La implantación de electrodos en el cerebro se utiliza ya en casos de parkinson o anorexia grave

La estimulación cerebral, el último avance en neurocirugía

El doctor Andrés Lozano, del Hospital de Toronto (Canadá), es una autoridad mundial en este tipo de tratamiento.
La implantación de electrodos en el interior del cerebro, conectados a una especie de marcapasos, que se activan mediante un mando a distancia similar al de la televisión, abre una esperanza en la curación de enfermedades como la depresión, la anorexia o el alzheimer.
La técnica, denominada estimulación cerebral profunda, se usa ya como terapia clínica para mejorar los temblores en enfermos de parkinson en muchos países, entre ellos España, donde ya se ha operado a pacientes en hospitales madrileños como el Ramón y Cajal, el Clínico o el Hospital Madrid Sanchinarro. De hecho, más de 100.000 enfermos ya han sido intervenidos con éxito en todo el mundo.

Sin embargo, aun está en fase experimental en otras patologías neurológicas como la depresión, en aquellos casos que no responden a ningún otro tratamiento, la anorexia grave o el parkinson.

Uno de los referentes mundiales en la puesta en marcha de este tratamiento, el doctor Andrés M. Lozano, del Hospital General de Toronto (Canadá), subrayó ayer, en rueda de prensa, que 'es la gran oportunidad para impulsar las fronteras de la neurociencia'.

Este cirujano explicó que existen varias regiones en el cerebro que controlan funciones específicas como el movimiento, la memoria o el estado de ánimo. Cuando hay problemas en esos circuitos y algunas neuronas se disparan por error se producen determinadas patologías. Entonces hay que actuar.


ACTIVIDAD CEREBRAL

Los electrodos se colocan mediante anestesia local en la zona del cerebro responsable de la función deteriorada o alterada y, posteriormente, se utilizan para estimular las neuronas, incrementando la actividad cerebral en esa región, por medio de impulsos eléctricos mediante un generador similar a un marcapasos implantado en el paciente.

En el campo de la depresión, se está realizando un ensayo clínico en 200 pacientes que no responden a fármacos ni a psicoterapia, que está en fase 3, por lo que en tres o cuatro años podría ya utilizarse como terapia para los casos más graves, entre el 10 y el 15 por ciento del total, según señaló este neurocirujano.

Mediante técnicas de imagen se pudo observar que la depresión conlleva una hiperactividad en el circuito cerebral de la tristeza, que se puede ajustar mediante impulsos eléctricos hasta lograr apagarla, precisó.

En la enfermedad del Alzheimer, se ha operado ya a 25 pacientes y se ha comprobado que cuando se estimulan los electrodos los enfermos recuperan memoria. Este ensayo se encuentra en fase 2.

También en esa fase está otro estudio en el que participan 12 mujeres con anorexia, con resultados muy satisfactorios hasta el momento. El doctor Lozano ha explicado que son casos muy complicados de pacientes que pesaban 30 kilos y estaban a punto de morir. La mitad de ellas ya ha recuperado su peso normal, por lo que hay 'esperanza' en el abordaje de esta 'devastadora' patología.

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