Los genios de la prehistoria

Dibujo del Museo de la Evolución Humana que muestra los homínidos, Homo heidelbergensis, de la Sima de los Huesos, en el yacimiento de Atapuerca.
photo_camera Dibujo del Museo de la Evolución Humana que muestra los homínidos, Homo heidelbergensis, de la Sima de los Huesos, en el yacimiento de Atapuerca.
¿Quién inventó la ropa o la cerveza? o ¿quién pintó la primera obra maestra? son algunas de las curiosidades que el norteamericano Cody Cassidy cuenta en un libro sobre esos anónimos innovadores que idearon los grandes descubrimientos.

En el libro “¿Quién se comió la primera ostra?”, publicado en español por Paidós, el autor, un escritor y periodista norteamericano que vive en San Francisco, explica sus investigaciones sobre los “genios” de la prehistoria: “cuánto más sabía sobre los descubrimientos prehistóricos, mayor era mi interés por conocer a quiénes los realizaron”. Y a pesar de reconocer que “la mayoría de las reconstrucciones de la prehistoria ignoran completamente la existencia de la individualidad, y hablan de pueblos en lugar de personas”, el autor quiso personificar estos descubrimientos, dotando a sus autores de una identidad para explicarlas. 

Uno de los capítulos responde a la pregunta de “¿quién inventó la ropa?”: Sucedió hace 107.000 años en algún lugar de África, según cuenta el autor que se hace eco de una tesis de David Reed, conservador de mamíferos en el Museo de Historia Natural de Florida, que analizó el momento en el que los piojos pasaron del cuerpo a la cabeza del Homo sapiens, es decir, en el momento en el que empezó a vestirse. Y destaca que los homínidos sobrevivieron durante un millón de años sin vestimenta ni pelaje gracias a la capacidad de encender hogueras, por lo que estima que la ropa no procedió de la necesidad de calentarse sino de la fuente del deseo humano que inspiró el collar o los pendientes. La imagen de vestimenta más antigua es una talla de hace 24.000 años, pero la funcionalidad de la ropa fue posterior a su invención.

También habla de la primera obra maestra del mundo, que fue pintada hace 33.000 años. Está en una cueva en el sudeste de Francia y contiene más de 500 pinturas. De ellas, Cassidy destaca al autor del denominado “El friso de los caballos”, seguramente un hombre, aventura, porque medía un metro ochenta. Este pintor, al que denomina Jean, nació en lo que se conoce el período auriñacense, en el que ya había algún instrumento musical como la flauta de marfil, y contaba con un aspecto físico ya considerado moderno. Los investigadores hablan de la posibilidad de que ya existiera en esa época una especie de “escuela de arte prehistórica”. Y utilizó la perspectiva y el puntillismo.

La primera cerveza

La primera cerveza se inventó hace unos 15.000 años en Oriente Medio, donde los arqueólogos descubrieron en 2018 los más antiguos cereales horneados de los que se tienen noticia. El pueblo de los natufienses, entre los primeros que vivieron en el mismo lugar durante todo un año, pudo llegar a la cerveza a través de las gachas: solo hace falta tiempo, calor y una levadura que está en la miel, en las bellotas o en los insectos. Cualquiera de ellos pudo desencadenar el proceso de la fermentación.

Esa primera cerveza, cuya autoría atribuye a una mujer, tenía apenas la mitad de concentración de alcohol que las actuales ligeras. La teoría de que la cerveza y no el pan fue la motivación primordial que subyace en la revolución agrícola no es nueva.

Otro de los grandes inventos fue la cirugía. La primera tuvo lugar hace 7.000 años: en septiembre de 1996 en la ciudad de Ensisheim, al sureste de Francia, se encontró el esqueleto bien conservado de un hombre de unos 55 años que había sido sometido a dos trepanaciones. Los ajuares funerarios demostraron que había muerto hace siete mil años lo que lo convierte en la evidencia más antigua de cirugía.

De hace 5.400 años es el primer eje, que perteneció a la rueda de un alfarero de Mesopotamia, primera evidencia de que alguien descubrió que el centro de un disco en rotación permanece estacionario y usó su ventaja mecánica. Con estos y otros muchos ejemplos, Cassidy defiende la idea de que hubo genios equivalentes a Newton o Da Vinci, con vidas que no fueron menos notables, y que el hecho de ser prehistóricos simplemente significa que sus nombres e historias no quedaron registradas

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