El parlamento europeo aprobó ayer que el término sangría solamente pueda utilizarse en bebidas a base de vino fabricadas en territorio español y portugués para alegría del sector y los comensales de la piel de toro

La sangría, cuestión ibérica

Dos jarras de sangría listas para ser consumidas.
Es una de las bebidas estrella en las mesas españolas y después de la decisión del parlamento europeo sólo podrá llamarse así en territorio español y portugués. La Cámara dio ayer el visto bueno al uso exclusivo de la denominación 'sangría' para identificar la bebida producida en estos dos países. Así, en el resto de Estados miembros este término sólo podrá utilizarse como complemento de la denominación 'bebida aromatizada a base de vino', seguida obligatoriamente del país de procedencia.
La elaboración de tan 'ibérica' bebida está además regulada en España desde el año 1972. El Decreto 835/1972, de 23 de marzo que aprobó el reglamento, establece en su artículo 2 que sangría es 'la bebida derivada de vino producida en España, compuesta de vino tinto y agua natural o carbónica, con zumos, extractos o esencias naturales de frutos cítricos y con adición o no de azúcares'. Va un poco más lejos y establece las proporciones deseadas de una buena combinación, 'la cantidad mínima de vino tinto contenida en la sangría ha de ser del 50 por 100 en volumen y el grado alcohólico del producto terminado debe estar comprendido entre 7º y 12º'.

Y por aquello de legislar y hacerlo de forma completa, el mismo reglamento habla de la 'Clarea', la misma bebida aunque elaborada con vino blanco.

La medida europea tiene por objetivo proteger el término sangría, originario de España y Portugal, y circunscribir su uso en otros Estados miembros a la información complementaria o facultativa del producto. Los Estados miembros tendrán un plazo de un año para aplicar la nueva norma, 'de obligadísimo' cumplimiento desde ayer.

El eurodiputado socialista Andrés Perelló quiso ayer dejar su opinión, argumentando que se ha 'hecho justicia a una de nuestras bebidas más tradicionales que se veía obligada a compartir mercado con las de otros países donde no es autóctona'. 'No se trata de impedir que nadie fabrique este tipo de vinos aromatizados allá donde se quiera, pero a partir de ahora nuestros sectores tradicionales gozarán de la seguridad jurídica que les da la denominación', dijo.

El acuerdo fue validado por un amplio consenso de los parlamentarios, con 609 votos a favor, 72 en contra y sólo 4 abstenciones.

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