El yogurt es un producto lácteo consumido desde hace más de 4.000 años. Se consigue mediante la fermentación de la leche por la acción de dos bacterias: Lactobacillus bulgaricus y Streptococcus thermophilus, que convierten el azúcar de la leche (lactosa) en ácido láctico para obtener energía; a ello se debe su sabor característico. El incremento de la acidez, a la que se debe gran parte de su sabor característico, hace que las proteínas pierdan su estructura inicial y el yogur presente una textura más sólida que la leche.
El yogur, tiene un valor nutricional alto, aporta proteínas de calidad y contiene una buena cantidad de calcio, vitaminas del grupo A y B y diferentes minerales. Además, comparado con la leche, tiene mayor cantidad de calcio y proteínas de alto valor biológico. Es un alimento con muy poca grasa (8,7 gramos en un yogur entero y 2,3 en un yogur desnatado), salvo en el yogur griego, al que se le añade nata en el proceso de elaboración.
El consumo de yogur tiene asociados múltiples beneficios para la salud:
Ayuda a mantener la salud de los huesos y los dientes y a lograr un equilibrio óptimo en la flora intestinal, lo que favorece los procesos digestivos y la recuperación tras un episodio de diarrea, incluso la que se produce con frecuencia por la toma de antibióticos.
Favorece la correcta absorción de nutrientes y vitaminas, en especial la vitamina K, la vitamina B12 y el ácido fólico.
Mejora el consumo de proteínas de calidad en muchas personas, sus proteínas, parcialmente desnaturalizadas, se digieren más fácilmente que las de la leche, lo que puede ser muy interesante en la alimentación de niños y mayores (con falta de apetito, bajo peso, dificultad de masticación, digestiones pesadas, etc)
Al contener menos lactosa que la leche, el yogur puede ser tolerado por personas con intolerancia a la lactosa.
Es un alimento co-ayudante en los regímenes hipocalóricos por su poder saciante. Un estudio publicado en International Journal of Obesity, demostró que un grupo de adultos con sobrepeso, que consumió yogur bajo en grasa junto con una dieta hipocalórica, perdieron un 22% más de peso que el grupo que realizó la dieta hipocalórica sin incluir el yogur.
Disminuye las infecciones por levaduras.
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