El peligro que suponen los chopos de gran altura que crecen entre la carretera N-120, la pista de servicio paralela y la vía del tren de la línea Palencia-A Coruña, comenzó a desaparecer con la tala iniciada en las últimas horas. La corta fue solicitada por el Concello que gobierna María Jesusa Candal Jarrín, hace aproximadamente medio año. La petición fue dirigida al Ministerio de Fomento y al Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif), por ser los titulares de ambas infraestructuras.
Los trabajos no pasaron desapercibidos para los conductores que circulaban por la carretera N-120, uno de cuyos carriles fue cortado para evitar cualquier riesgo de accidente durante la tala. A su vez, en la vía, una vagoneta de Adif permanecía parada en las inmediaciones del lugar.
Los chopos no son el único peligro que deben afrontar los usuarios de las carreteras de Vilamartín. El Concello adjudicó recientemente la tala de los pinos que crecen en la franja de seguridad de cinco metros, en la carretera que comunica la capitalidad municipal con la aldea de Cernego. La altura de los árboles, cuyas raíces ya comenzaron a dañar el asfalto, propicia que suela ser frecuente su presencia sobre la calzada, después de ser derribados en los días de viento.
