La más perfecta y exacta definición de “agridulce”

Esta duele. Y por muchos motivos. Hablar de merecimientos en el deporte siempre es una temeridad. Pero la balanza ha sido muy cruel para el COB en Almansa. Los ourensanos, con bajas, virus y demás familia hicieron un buen partido. Con dos excepciones, que resultaron fatales para el desenlace: el porcentaje de triples y los rebotes ofensivos concedidos (¡Ay, Aboubacar!). Esta última, acentuada cuando el duelo se puso a vida o muerte. Por eso, porque estuvo muy cerca, duele. Y es uno de esos dolores que se mastica días.

Hay que quedarse con la mejoría. Porque existe. En las últimas jornadas el COB ha crecido en su juego y en sus ideas. Ejecuta acciones lógicas con los mimbres que tiene y en la ejecución sigue progresando adecuadamente. Faltan mimbres, eso sí. Bien sea por lesiones, enfermedades o falta de confianza del cuerpo técnico. El mercado está ahí y la sensación es que el equipo, con dos retoques que equilibren el plantel, está para ganar estos partidos y otros. 

La palabra “agridulce” se inventó para esta sensación. Claro que hay cosas buenas y mejores. Pero has perdido. Y eso penaliza. No ya a efectos clasificatorios, que por supuesto. También a la cabeza y la confianza. La victoria fuera de casa sigue siendo tabú. Esta vez se compitió hasta el final, aunque la moneda volvió a caer en la cruz. Coger el bus no está sentando bien, pero es una situación que se puede revertir.

Agarrarse a lo positivo como forma de vida. Los ourensanos no son los de octubre. Hay casos por resolver y melones por cerrar. De hacerlo, el “subidón” puede llegar perfectamente. Sin complejos ni lamentaciones. Ahora, Palencia. Un buen “miura” en un horario extraño de domingo por la mañana. Seguir por el camino y mirar hacia la enfermería. Mientras, toca seguir masticando este “casi” de Almansa. ¡Menudo rebote!

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