Cartas al director

Economía sumergida

Hoy en día, en España existe una gran economía sumergida que no sale a la luz por diferentes causas que puede ser que lo justifique. Las razones son varias.
La primera que se me ocurre es que, dado lo poco que se puede cobrar con nuestro trabajo después de muchas horas, es el caso de la hostelería, la gente se ve obligada a, por necesidades, obtener otra fuente de ingresos que no declara dado que, si lo hiciera, el posible beneficio se iría por el retrete. 

La segunda es la de la comodidad o el interés que pueda tener un empresario para pagar por el trabajo en dinero B para así no cotizar por las horas reales que un trabajo está en su puesto de trabajo y, como esa persona está necesitada, aunque no esté de acuerdo con su situación o con la actitud de su jefe, sólo mira para otro lado callando.
La tercera es la que hoy me ocupa. Quizás exista economía sumergida dado que se ha llegado a tener que hacerlo por principios o por ver, en una situación, una clara injusticia que nace en una situación de dominio de una parte sobre la otra. Sé que todos debemos cobrar un salario digno para poder ser autosuficientes, pero debería haber un tope para ello que se ciña a la realidad y no a la realidad que le pueda interesar a la empresa.

Recientemente se me ha estropeado el frigorífico y he decidido ponerme en contacto con el servicio oficial de la marca comprando la pieza que, consideraba yo, era la causante del mal funcionamiento del aparato. Dicha pieza tuvo un coste de treinta euros.

Una vez comprada la pieza, me pongo nuevamente en contacto con dicho servicio técnico preguntándole el coste de venir a mi casa a cambiar esa pequeña pieza que, como mucho, te haría estar trabajando unos treinta minutos. La respuesta me dejo bastante pensativo, es la siguiente : “El coste por ir un técnico a tu casa son 53,03 + iva, incluyendo desplazamiento y mano de obra aproximadamente. En el caso de que surgieran dificultades y el tiempo se prolongase o necesitase algún recambio adicional, el técnico le informaría y le facilitaría un presupuesto. En el caso de que el presupuesto no sea aceptado deberá que abonar la elaboración del mismo, 32,34 + iva.”

Dada la respuesta he decidido ponerme en contacto con un técnico que, en B, me ha colocado dicha pieza por veinte euros. ¿Quería hacerlo? No, por supuesto. ¿Seguiré haciéndolo? Por supuesto que sí. ¿Por qué? La razón es bien sencilla, considero abusivas las cifras a pagar se acepte o no el presupuesto. Supongo que dichos precios están regulados por el Gobierno pero, siento discrepar, y mucho. ¿Cuánto es por el desplazamiento y cuanto por la mano de obra? Uno intuye que, por desplazamiento de treinta, treinta y cinco euros no baja, cifra que me parece poco adecuada si tenemos en cuenta el consumidor final y la crisis económica que vive actualmente nuestro país. 

Ya ni entramos en su respuesta de... “aproximadamente” puesto que, ¿qué es eso de aproximadamente?, ¿saben lo qué cobran pero no en que concepto o conceptos? Pensativo me deja.

Esta situación también la podemos vivir en los talleres de las marcas oficiales de coches, siendo los precios por horas tremendamente abusivos. Y a ti , ¿no te ha pasado lo mismo? Ahí lo dejo.