Cartas al director

Carta al alcalde de Ourense

El pasado día 5 de octubre, viernes, sobre las 10 de la mañana, aparecieron en las Termas de Outariz un montón de adolescentes de ambos sexos, de, calculo, entre 13-15 años, acompañados de 6-7 monitores o profesores, quienes nada más llegar se fueron a un banco cercano y se desentendieron de los alumnos.

Estos, haciendo caso omiso de los carteles indicativos de las normas cívicas a seguir, se dedicaron a pasear por el perímetro de las pozas con las bambas puestas, dejando sobre el empedrado los residuos de sus suelas que, después, los bañistas pisan con sus pies descalzos y arrastran al interior de dichas termas.

Los alumnos que decidieron bañarse se quitaban la ropa y, sin ducharse, como es norma de obligado cumplimiento, directamente se metían en las pozas donde sus humores corporales se diluían en las aguas que después “disfrutamos” el resto de los bañistas.

Por supuesto, a pesar de estar explícitamente prohibidas las fotos, utilizaron los móviles a mansalva, sin respetar el derecho a la intimidad del resto de los usuarios. Tampoco respetaron el ambiente de paz y tranquilidad que suele haber en las Termas, ambiente roto con sus gritos, carreras y juegos de empujones unos a otros. 

Esta situación se la comuniqué al grupo de “responsables” que charlaban amigablemente en el banco. Parecieron entenderlo ya que ninguno de ellos lo cuestionó y asintieron a mis comentarios, pero a pesar de que se levantaron y se acercaron a las pozas ninguno de ellos hizo nada para corregir la situación.

Molesto por esta falta de responsabilidad, me acerqué a otro monitor o profesor, que me pareció que era el que estaba al cargo del resto, ya que se mantuvo al margen en solitario desde su llegada.

Este señor, de unos 45-50 años, delgado, pelo entrcano, de más o menos 1,70 de altura, simplemente negó la mayor diciendo que yo exageraba, a lo que le contesté que sólo había que dar un vistazo para ver la realidad de las bambas, las fotos y que se metían sin ducharse.

Con todo el cinismo del mundo, y mientras comía pipas y tiraba las cascaras al suelo, volvió a decirme que eso no era cierto, le dije que si quería le presentaba una docena de usuarios que pensaban como yo, a lo que contestó que no era necesario, con lo que reconocía la verdad de mis palabras.

Le pregunté de qué colegio era y me contestó: “Franciscanos”. Yo he estudiado en los Escolapios de Soria y mis hijos en los Maristas de Murcia y no nos han educado así, me congratulo de que ni mis hijos ni yo hayamos estudiado en los Franciscanos de Ourense.

Me pregunto: ¿Qué valores puede transmitir un profesor que miente para esconder su responsabilidad? ¿Educación se puede enseñar si los educadores carecen de ella?

Espero que el ayuntamiento les envíe a los colegios que informen de los días en que vayan a hacer excursiones con sus alumnos para que les acompañen unos municipales para controlar el civismo que deben tener, y que, en algunos colegios no enseñan en las aulas. Y, de paso, este Ayuntamiento debería cuidar, proteger y potenciar, los pocos reclamos turísticos que tiene la ciudad y que es patrimonio de todos y su obligación es cuidarlos.