Cartas al director

Reyes Magos

Llega el 6 de enero, día de los Reyes Magos. Eran tres; se sabe por las ofrendas que dieron al Rey del Cielo: oro, incienso y mirra. Ahora hay muchos más; miles y miles de reyes magos que le dan regalos a muchos más millares de reyes.

Cada uno de estos reyes de hoy representa al Niño nacido en Belén a donde llegaron de lejos muchos pueblos trayendo ofrendas para el rey del mundo, como estaba profetizado en el libro de Tobit. Ellos sabían a donde iban, porque los guiaba una estrella; y sin saber el lugar donde había nacido el Rey, llegaron a un establo edificado en una cueva con materiales de pobreza, humildad, amor, esperanza, obediencia,... y la fe que aportaron Melchor, Gaspar y Baltasar; lo demás lo pusieron el Nené, María y José.

María aportó, como correndentora, todo: He aquí la esclava del Señor; José, obediencia, ni palabra más: era todo lo que se le pedía. El Arcángel Gabriel da testimonio y con él, creo que todos los nueve coros de los ángeles.

Hoy hacía falta saber cuántos reyes magos saben, o al menos barruntan, que el hijo a quienes dan la ofrenda, además de ser hijo suyo es, también y sobre todo, hijo o hija de Dios. Ellos sabiéndolo o sin saberlo, colaboraron con el Creador, dieron a sus hijos el regalo de la vida; están puestos en sus manos por el Señor para que se los cuiden y les enseñen el camino de la vida, la cual encontraron aquellos Magos de Oriente en el establo de Belén.

Hay otros niños que no recibieron ni vida ni regalos; porque no hubo quien a favor de ellos dijeran: hágase en mí según tu palabra, ni quien sin decir ni "mu" tampoco hicieron otra cosa positiva. Digo que "hay otros niños" porque creo que todos ellos existen en el Cielo, pues a pesar de todos los pesares, están en su Padre, que es Dios, que es el Cielo, donde ellos y nosotros somos, nos movemos y existimos. No es que sea yo un aguafiestas, sino que todo ello está entretejido de realidad celestial y crudeza terrenal. Es fiesta a favor y a pesar de todo: Felices fiestas pues.