Cartas al director

Obituario: Luis Tejada, un hombre abierto al pueblo

Poco hay que añadir al breve y certero obituario (27.04.17) que en estas páginas le dedicó Manuel Herminio Iglesias reconociendo, como feligrés de Seixalbo, los méritos de quien fue largos años su párroco, Luis-Odón Álvarez Tejada.

El pasado Miércoles Santo coincidí con él y estuvimos charlando un momento. Le pregunté por su corazón, que desde hace tiempo le daba problemas. Como siempre él miraba adelante con ilusión discreta y sencilla.

Había nacido en Entrimo (17.12.1941) aún cuando su vida transcurrió en Ourense. Una vez ordenado sacerdote (19.12.1965) su vida pastoral discurrió por múltiples lugares. Comenzó siendo coadjutor de Santo Domingo para pasar pronto a la Santísima Trinidad donde (lo recuerdo muy bien) prestó un gran servicio al ya anciano párroco D. José. Allí su labor con los jóvenes fue muy meritoria. Licenciado en Geografía e Historia fue profesor también de religión en varios institutos pasando después a diversas parroquias: Boullosa, Rubiás dos Mixtos, Tosende, Abades, Augas Santas, Seixalbo, Bóveda de Amoeiro y ahora Gustei, Cambeo, Ribela y Coles. Toda una larga experiencia.

A Luis Tejada y a toda su generación les ha tocado vivir una época muy difícil durante y después del Concilio. Tiempo de convulsiones en el que el Seminario ourensano estuvo incluso a punto de ser cerrado. Tejada supo mantener el tipo mirar adelante con una mente nueva, amplia y abierta como exigían los tiempos y pedían los documentos conciliares.

Sin duda tiene en su haber la inquebrantable fidelidad al sacerdocio que supo desempeñar, contra viento y marea, en los lugares más diversos y distintos sin apegarse nunca a los cargos ni a las posibles comodidades humanas. Supo irse de los destinos como pocos y es así que le apreciaban y valoraban sus feligreses. Su pastoral llegaba al pueblo al que trató de servir también en sus problemas humanos y sociales como bien recoge Manuel Herminio en Seixalbo en su obituario.

Su corazón hace tiempo que andaba mal y le había dado varios sustos graves. Y al preguntarle le restaba importancia a su limitación. Y ahora, inesperadamente, supo irse sin dar trabajo a nadie que era su estilo.

Descansa en paz Luis en ese lugar que, sin duda, te has labrado con tu modo de vivir el sacerdocio aquí en la tierra. Te mereces un muy buen puesto, el reservado a los hombres servidores y fieles. Y gracias por tu testimonio.