Cartas al director

OBITUARIO | Otro lado de Toñito / Requiné

Nos llena de orgullo leer en La Región las palabras de Emilio Rodríguez Portables y de Gonzalo Belay Pumares sobre quién fue mi abuelo Réquine, Antonio Fernández Cañedo, que tristemente ha fallecido recientemente.

Como no sé si encontraré la manera de contactar con ellos o podré agradecérselo en persona, confío puedan leer estas palabras sobre quien fue mi abuelo Réquine, gaitero de la Coral de Ruada e hijo de Virgilio, su fundador.

Mi abuelo fue, es y será la persona más sabia que conozco. Bastaba sentarse cinco minutos a su lado para aprender (y mucho) de la escalofriante vida de la posguerra en Galicia, de los inicios de la coral De Ruada o de las aventuras por el Brasil cuando Manulo y él emigraron. Esas vivencias, que son desde mi punto de vista historia de Galicia y de España, no te lo enseñan en ninguna universidad.

Por otro lado, mis primos y yo siempre recordamos con mucho cariño las noches que pasábamos en casa de los abuelos, donde cuando éramos pequeños, nos llegábamos a juntar seis, siete nietos a dormir. Todos, en esa casa éramos caóticamente felices. Antonio nos venía a reñir para que durmiéramos mientras los primos hacíamos ruido a las tantas de la madrugada. Por si fuera poco, nos despertábamos prontísimo a ver los dibujos e invadíamos la cama de los abuelos, donde estaba la tele. Sorprendentemente, Réquine ya había salido a comprar docena y media de churros para que sus nietos desayunáramos en condiciones y mi abuela Rosa nos calentaba la leche y reforzaba el suministro con barquitos -tostadas-. Primos, abuelos, dibujos y azúcar. Eso era felicidad.

Pero volviendo a todo lo que aprendí, no hay carrera o máster que pague las cosas que se llegan a aprender de los abuelos, con quien, creo que es mejor callar y escuchar atentamente, ya que siempre se puede aprender algo nuevo -de errores, aciertos, anécdotas o viajes del pasado- y sentirse orgulloso de los orígenes.

Puede que ya no vivamos en Ourense, pero jamás nos olvidaremos de Antonio, de Ourense ni de la Coral De Ruada. Personalmente, cada vez que veo el bus de la Coral De Ruada, sonrío; cada vez que veo un cartel anunciando una actuación -pasada o futura-de la coral, sonrío; cuando abro el libro de mi bisabuelo Virgilio, me fascino, y siempre que estoy por Galicia (al igual que mi abuelo, yo también soy un gallego emigrado), echo un vistazo a la web de la coral para ver si coincido en tiempo y lugar para asistir a una actuación. Ya ni os cuento, cuando me entero de que hay en Ourense una escuela de música tradicional que lleva el nombre del padre de mi abuelo o cuando leo en La Región allá por el 2013 que la coral pidió formalmente una calle para Virxilio Fernández. Digo personalmente, pero me atrevería a ponerlo en boca de Carlos, Guillermo, Paloma, Enrique, Inés, Esteban y Hugo -nietos de Antonio y Rosa-, Puerto,  Monserrat y Ana -hijas- y por supuesto mi abuela Rosa.

De la misma manera, agradecer en nombre de todos vuestras cartas sobre Antonio, es un orgullo, de verdad, leer vuestras palabras.

Réquine fue, es y siempre será un gran nadador, amigo de toda la vida, gaiteiro, padre, hermano y el abuelo más sabio del mundo.