Cartas al director

Lo poco es mucho y lo mucho es poco

En medio de todos los avances que la convivencia ha conseguido, que han sido muchos, todavía necesitamos hacer algunos ajustes que por pasión o despiste estamos permitiendo cuando no creados por fobias, odios o en su caso venganza por quítame allá un no se sabe bien qué. Tenemos una desmesurada medida de influyentes que a través de las llamadas redes sociales nos van empujando tanto a hacer, deshacer como a inhibirnos, esto es todavía más grave que lo anterior pues en demasiados casos la actitud contemplativa y el encogimiento de hombros permite que los infractores campen a sus anchas y dejen sembradas en el mundo acciones de nefastas consecuencias. Puede que el desconocimiento real de los riesgos junto con una confianza ciega en algo o alguien que al final lo arreglará todo, estamos viendo que no es así, Ucrania y Gaza son muestras vivas de ello. Lo más desconcertante es que si por un problema mundial miramos hacia un lado aunque se esté derramando sangre parece que no pasa nada. En España, se está pidiendo prisión para un señor que a priori no tiene más cargos que el de darle un beso a una chica sin habérselo pedido previamente. Parece que este hecho ha desencadenado una carga tal de ira con su correspondiente linchamiento nacional al Sr Rubiales. Pues el otro extremo es el real con daño real y parece que no pasa nada. Me gustaría dejar una incógnita sobre el beso pecador, ¿qué pasaría si a la chica le gustasen los chicos? mi conclusión sobre el hecho es que a esta hora la chica estaría presumiendo ante sus compañeras de haber recibido un beso del presidente. Aquí también mucho que ver tiene la corriente feminista que en un estado de empoderamiento quiere arrasar con actos como este que sin miedo a exagerar se vio que fue producido por la emoción que el momento y la multitud habían creado, esa alegría colectiva hizo que el causante a mi juicio presa de un pico emocional soltase su fatídico beso. Con esta vara de medir a donde llegaremos, (será que lo poco es mucho y lo mucho es poco) según la vara que tengamos a mano. Aquí entramos todos en escena como Judas o Pilatos, ¿la sociedad española seguirá mirando hacia otro lado? Puede que sí, y además se sentirá cubierta de justicia, menuda paradoja ¿no?