Conducir bajo los efectos del alcohol o las drogas está prohibido y penado por ley, además que es altamente peligroso, y expones tu vida, la de las personas que te acompañan en el coche y la de todo aquel que por casualidad se cruce por tu ruta.
La gran mayoría de los jóvenes, cuando salen de fiesta y tienen que conducir de vuelta a casa, no se privan de beber alcohol, para así poder “disfrutar” de la fiesta, llegando a unos estados de embriaguez realmente peligrosos para ellos y todo lo que le rodea a la hora de coger el coche. Pero, ¿realmente lo que a los jóvenes les preocupa es la posibilidad de tener un accidente debido a que no están en plenas condiciones para conducir? Ni por asomo.
Somos tan irresponsables, que lo que nos preocupa es que nos pare la Guardia Civil y nos someta a un control de alcohol o drogas, que nos puedan multar o que nos quiten el carnet. Si nos pasamos con la bebida y decidimos coger el coche, arriesgando todo aquel que esté en tu entorno, pero por suerte llegas sano y salvo a tu casa, sin que nada haya ocurrido, la mentalidad es la de “bueno, no ha pasado nada, se puede repetir”. Y así hasta que algo pasa. Pero cuando pasa, ya es demasiado tarde.
Somos unos irresponsables, y estamos muy equivocados si creemos que lo peor que nos puede pasar cuando cogemos el coche yendo ebrios es que nos pare la policía y nos multe. Se nos está yendo de las manos.
